Millones de personas en Asia y el oeste de Estados Unidos fueron testigos hoy de un eclipse anular de Sol, maravillándose del extraño espectáculo de un «anillo de fuego» cruzando los cielos.
El eclipse anular —en el que la Luna pasa por delante del Sol, pero dejando ver sólo un anillo dorado alrededor de sus bordes— fue también protagonista de un acontecimiento singular pues virtualmente tuvo un regreso en el tiempo, debido a que fue visto primero hoy en Asia y luego durante las últimas horas de la tarde del domingo en el occidente estadounidense.
En algunas partes de Estados Unidos se vendieron cámaras con filtros especiales para tomarle fotografías al fenómeno astronómico. En varias partes, como en Reno (estado de Nevada) y Oakland (California), se organizaron reuniones para presenciar el eclipse.
También hubo personas de estados vecinos y de Canadá que viajaron a Albuquerque, Nuevo México, para disfrutar el eclipse en uno de los mejores sitios para observarlo. Las personas mayores lanzaron exclamaciones y los niños gritaron de emoción cuando la Luna atravesó el Sol y comenzó a formarse el halo de luz.
En Japón se organizaron recorridos para ver mejor el eclipse, ya sea en embarcaciones de recreo y hasta en aviones privados. Se efectuaron eventos similares en China y Taiwán.
El eclipse fue transmitido en vivo por la televisión de Tokio, donde no se veía un eclipse solar desde 1839. El Museo Astronómico de Taipei abrió sus puertas antes del amanecer de hoy y el Museo Espacial de Hong Kong instaló telescopios con filtros solares fuera de su edificio en el paseo marítimo de Kowloon.
La televisión japonesa envió equipos para observar el fenómeno desde la cima del monte Fuji. También enviaron un equipo a un zoológico al sur de Tokio para captar la reacción de los chimpancés, pero éstos no parecieron darse cuenta.
Una ligera lluvia cayó en Tokio al comenzar el eclipse, pero las nubes se adelgazaron a medida que el eclipse alcanzó su punto máximo, proporcionando condiciones casi perfectas.
«Fue un espectáculo muy misterioso», dijo Kaori Sasaki, quien se unió a una multitud en el centro de Tokio para ver el fenómeno. «Nunca había visto nada como esto».