Un adiós a Fuentes, precursor de la nueva novela hispanoamericana


cul4_1

Como una metáfora de su apellido, el prolífico autor mexicano, catedrático y embajador Carlos Fuentes desbordaba de inspiración.


Escribió más de 20 novelas, además de una ópera, cinco obras de teatro, nueve libros de cuentos, varios guiones de cine (algunos basados en sus libros), algunos libros de política y una biografía, además de un sinnúmero de ensayos, columnas de opinión y críticas literarias.

En sus libros se destacaba una cierta obsesión por definir la identidad del país y sus habitantes, desde la época prehispánica hasta la actual, y sus luchas sociales y morales.

El galardonado autor de «Aura», «La muerte de Artemio Cruz» y otros éxitos literarios, y uno de los incuestionables iniciadores del auge de la literatura hispanoamericana, falleció el martes en un hospital de la Ciudad de México a causa de una hemorragia grave del tubo digestivo. Tenía 83 años.

A juicio de numerosos críticos, su primera novela, «La región más transparente», inició lo que se dio en llamar la nueva novela hispanoamericana. Medio siglo más tarde, el mismo autor fijó el texto definitivo de «La región» en una edición especial para la Asociación de Academias de la Lengua.

Fue galardonado con el Premio Rómulo Gallegos en 1977, el Cervantes en 1987, y en el 1994 con el Príncipe de Asturias, la Medalla Picasso de la UNESCO y el Grizane Cavour.

También recibió en 1992 la distinción de Legión de Honor del gobierno de Francia, en el 2006 recibió el Premio a la Libertad de Expresión de la Fundación Roosevelt, y en el 2008 la Medalla 1808 que otorga el gobierno del Distrito Federal de México, mientras que en el 2009 recibió la Gran Cruz de Isabel La Católica.

Al menos recibió 15 doctorados honoris causa de universidades como Harvard, Cambridge y la Nacional Autónoma de México y fue catedrático en instituciones en varios países.

Junto con Emmanuel Carballo fundó en 1955 la Revista Mexicana de Literatura, que pretendía ser un foro abierto de expresión para los jóvenes creadores de la época. También fue coeditor de «El espectador» (1959-1961) y, desde 1960, editor de «Siempre» y «Política».

A los veintiséis años se dio a conocer como escritor con el volumen de cuentos «Los días enmascarados».

Pero su inclinación por las letras era evidente desde mucho antes: a los 7 años comenzó una pequeña revista con crayones en que comentaba películas y libros o los acontecimientos de su familia. A los 11 años redactó su primer cuento y en la preparatoria participó en un concurso de literatura cuyo único requisito era someter trabajos anónimos y se llevó los primeros tres premios.

«Empecé muy joven. Yo tenía esa vocación muy clara que me inculcó mucho mi padre», dijo en una entrevista para la Cadena de lectores Alfaguara.

No obstante, su primer libro insigne fue «La región más transparente» que escribió a los 28 años.

En una entrevista con AP en febrero de 2008 dijo que esa novela «ha resistido el tiempo, lo cual no esperaba. Había muchas voces que decían: ‘Esto dura un mes y se acabó»’.

Esos críticos «están muertos», dijo con una sonrisa.

Su novela «Gringo viejo» (1985), fue llevada al cine bajo el título de «Old Gringo» (1989) y fue protagonizada por Gregory Peck y Jane Fonda.

Lo mismo ocurrió con su novela «La cabeza de la hidra» en 1981 dirigida por el mexicano Paul Leduc bajo el título de «Complot Petróleo: La cabeza de la hidra» con cuyo guión colaboró. Además trabajo en la filmación de la serie televisiva «El espejo enterrado», que transmitió en 1992 y sobre cuya base publicó un libro homónimo.

En 1998 editó «Retratos en el tiempo» donde expuso sus reflexiones sobre 25 personajes, seleccionados a partir de fotos tomadas por su hijo —Carlos Fuentes Lemus— entre ellos Salman Rushdie, Norman Mailer y Juan Goytisolo.

Raymond L. Williams, profesor de literatura latinoamericana moderna de la Universidad de California en Riverside quien escribió «Los Escritos de Carlos Fuentes» en 1998, dijo que Fuentes fue quien unió a los autores para crear el llamado «boom» latinoamericano.

«Fue la visión de Fuentes decir, ‘Si unimos fuerzas y en común damos una voz política y literaria, tendremos más impacto»’, dijo Williams. «Su casa en Pedregal (colonia en la ciudad de México) fue el centro intelectual que atrajo a todos estos escritores».

Hijo de un diplomático, nació el 11 de noviembre de 1928 en Panamá y durante su niñez vivió en Montevideo, Río de Janeiro, Washington, Santiago y Buenos Aires. Obtuvo una licenciatura en leyes en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y se doctoró en el Instituto de Estudios Internacionales de Ginebra, Suiza. En 1950 inició estudios de Derecho Internacional en la Universidad de Ginebra.

A mediados de la década del 60 se hizo diplomático y sirvió como embajador de México en Francia. Cuando el ex presidente Gustavo Díaz Ordaz, bajo cuyo mandato ocurrió la matanza de estudiantes en Tlatelolco, fue designado embajador en España en 1977, Fuentes en protesta renunció a esa labor que entonces realizaba en Francia.

Su vida estuvo marcada por constantes viajes y estancias en el extranjero, sin perder nunca la base y plataforma cultural mexicanas.

Fuentes aseguraba que la mayor función de la literatura era crear nuevas realidades y decir lo que de otra manera no se podría. Opinaba que por ello durante las dictaduras se prohíben libros y se encierran, destierran o asesinan autores.

«Toda literatura dice lo que no puede decirse de otra forma», incluso si no se trata de ciencia ficción, destacó en el 2008. «La literatura se inserta en el discurso humano para liberarnos de los engaños del poder y del lenguaje único y dogmático», reflexionó en un acto celebrado en el Auditorio Nacional, una enorme sala de espectáculos con capacidad para 10.000 personas cuya entrada fue gratuita, como parte del homenaje nacional que se realizó en México con motivo de su 80 cumpleaños.

A pesar del reconocimiento de su obra en el 2001, cuando Carlos Abascal era secretario del trabajo, encontró a su hija leyendo «Aura», texto que calificó como de una «fuerte sensación sensual», y el funcionario pidió que la directora de la secundaria en la que estudiaba su hija fuera sancionada por recomendar esas lecturas a los estudiantes de tercer grado.

Esto causó gran polémica en el país, pues se consideró un intento de censura para el libro.

«Cuando un libro es objeto de un acto de censura como que resucita el libro. ‘Aura’ fue objeto de un acto de censura que yo agradezco, porque gracias a esa censura se multiplicaron las ventas del libro; brincaron a 20.000 ejemplares a la semana. Imagínense ustedes, cosa que nos tenía felices a mi editor y a mí», dijo durante una actividad en la feria del Libro de Guadalajara también en el 2008.

Sobre su ópera, estrenada como parte del homenaje por sus 80 años, dijo que la idea surgió hace varios años cuando acordó con Mario Vargas Llosa reunir a doce escritores para que se inspiraran en «su dictador favorito» para la creación de una nueva obra.

De allí surgieron varias novelas sobre distintos líderes políticos: Gabriel García Márquez escribió «El otoño del patriarca», cuyo personaje central se inspira en dictadores como el colombiano Gustavo Rojas Pinilla, el español Francisco Franco y el venezolano Juan Vicente Gómez; Alejo Carpentier publicó «El recurso del método» y Augusto Roa Bastos «Yo, el supremo», ambos sobre el líder paraguayo José Gaspar Rodríguez de Francia.

Fuentes dijo que en su caso se inclinó por una ópera porque quiso poner a quien describió como «el personaje más llamativo de nuestra colorida vida política», a bailar y cantar «con todo y su pata de palo».

Aunque en algún momento de su carrera tuvo la «aspiración de escribir una novela total», con el tiempo descartó esa fijación porque luego prefirió dejar obras «abiertas», con ciertas imperfecciones y «heridas por donde el libro pueda sangrar».

«No sé», dijo en una ocasión sobre una posible autobiografía. «Es una cosa que se presenta, son frutos que caen o no del árbol… Uno va aplazando la biografía como se aplaza un poco la muerte. Escribir mi autobiografía es como escribir mi lápida».

Fuentes, que siempre vestía impecable, estuvo casado con la actriz Rita Macedo de 1959 al 1973, con la que tuvo una hija. Tras su divorcio se casó con la periodista Silvia Lemus con quien procreó dos veces más. Él mismo contaba que tuvo varios amoríos con actrices como Jeanne Moreau y Jean Seberg.

Sólo le sobrevive una de los tres hijos que tuvo.