Legionarios admiten que sabían de cura que tuvo un niño


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La orden de los Legionarios de Cristo admitió hoy que sabía que su clérigo más conocido —un prominente actor, disertante y personalidad de la televisión— era padre de un niño, pero que prefirió no retirarlo de sus clases de moral a los seminaristas, o de hablar en público sobre ética.

Por NICOLE WINFIELD CIUDAD DEL VATICANO / Agencia AP

En un comunicado, la orden dijo que lamentaba no haber actuado «antes y con más firmeza» para retirar al sacerdote Thomas Williams de su ministerio público como portavoz, autor de libros y personalidad de televisión.

Aunque los Legionarios dijeron que asumían la responsabilidad de la omisión, no precisaron desde cuándo los superiores de Williams sabían de la existencia de su hijo.

El sacerdote Thomas Williams, teólogo en cuestiones morales en la universidad de la Legión en Roma, dijo el martes que lamentaba profundamente haber cometido «esta grave transgresión» del voto de celibato y dijo que se tomará un año fuera de la orden para reflexionar sobre lo que ha hecho.

La revelación generó de inmediato preguntas sobre el momento en que los superiores de Williams se enteraron de la existencia del pequeño, dado que su nacimiento ocurrió hace varios años. Un portavoz de la Legión —que todavía se tambalea por la revelación en 2009 de que su fundador fue un pederasta y padre de tres hijos— dijo que la orden decidió no revelar esa información.

La admisión de Williams fue emitida después que The Associated Press confrontó la semana pasada a la Legión con la denuncia formulada por una asociación española de víctimas de la Legión que acusó al religioso de haber tenido un hijo. La carta, enviada a la Legión y al Vaticano hace varias semanas, también nombra a otros sacerdotes de la orden acusados de abuso sexual de menores.

Williams, quien no fue acusado de abuso, dijo que «hace unos cuantos años» mantuvo una relación con una mujer, de la cual tuvieron un hijo. No identificó a la mujer ni aclaró si la relación continuó. Tampoco identificó el género del pequeño ni dijo si ayudaba a su sostenimiento.

La Legión ha estado plagada por escándalos durante años desde que se reveló que su fundador mexicano, el padre Marcial Maciel, tuvo tres hijos y abusó sexualmente de varios seminaristas. Maciel falleció en 2008 y, un año después, la Legión reconoció sus delitos.

El escándalo de Maciel ha sido especialmente delicado ya que el papa Juan Pablo II lo apoyó como un modelo para los fieles y era admirado por su ortodoxia y su capacidad de atraer dinero y nuevos seminaristas.

La fachada, sin embargo, comenzó a caer en 1997 con revelaciones de sus abusos, aunque solo hasta 2006 el Vaticano sancionó a Maciel con una vida de rezo y penitencia por sus crímenes.

La semana pasada, le Legión admitió que el Vaticano investiga a siete de sus sacerdotes por presuntos abusos sexuales contra menores, lo que indica que la misma mecánica de secretos y silencio que Maciel aprovechó para encubrir sus delitos le permitió a otros curas abusar de niños.

Williams, el cura más prominente en la orden de 800 integrantes, admitió que Maciel llevaba una doble vida, al declarar a un programa de la televisión católica en 2009 que las revelaciones representaron un «golpe muy duro para todos».

Williams es autor de libros, incluido «Cómo distinguir el bien del mal», de 2008, sobre la conciencia moral cristiana. Fue superior del directorio general de la Legión en Roma a fines de la década de 1990 y la primera década del siglo. Recientemente enseñó teología, promovió sus libros y ofreció disertaciones.

Las acusaciones contra Williams fueron denunciadas primero por la Asociación para la Ayuda de los Afectados por la LC, que hace varias semanas envió una lista de sacerdotes acusados de la orden al superior en Roma, fray Alvaro Corcuera y la Congregación para la Doctrina de la Fe en el Vaticano.

En los casos de los otros siete sacerdotes remitidos al Vaticano, la mayoría de la acusaciones se remontan a hace décadas y algunas eran bien conocidos entre los observadores de los Legionarios, lo que despertó preguntas acerca de si la dirección de la orden conocía los abusos.