Soñé LA ESPADA
Soñé TORQUEIMADA
Soñé SEPULVEDA
Soñé LA VIRUELA
Nunca yo me acostumbraré
Mundo querido alíviame
Sueño de SOLENTINAME
Nunca yo me acostumbraré
Mundo querido alíviame
(Mano Negra)
El nombre del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal resuena nuevamente en el mundo, cuando ahora, a los casi 88 años, le ha sido otorgado el premio de poesía Reina Sofía, uno de los galardones más prestigiados de la lengua española. Muy a tiempo llega este reconocimiento a la obra de uno de los grandes poetas de América. Cardenal reaccionó con su habitual sencillez, diciendo con suave ironía que con este premio le quitaban la categoría de ser el poeta menos premiado del planeta. Pero los premios de Cardenal han sido sobre todo el reconocimiento de sus lectores fieles. Cardenal sigue siendo, y será, un poeta fundamental de la lengua española.
Lo recordamos en sus recitales a “cielo abierto”, en los lejanos años setentas, cuando todos éramos muy jóvenes y leíamos con gran intensidad sus versos de una sabiduría elemental y arrolladora. Reunía multitudes en Santiago de Chile, en San José de Costa Rica o en Europa, y declamaba con su voz un poco enredada, un tanto pastosa, sus extraordinarios poemas. Qué manera de penetrar en la ternura. Qué forma de hacernos reflexionar sobre la vida, el amor y la existencia.
Cardenal es un autor que recorrió todas las formas poéticas y literarias, desde los condensados epigramas hasta los extensos poemas épicos. Creador del movimiento “exteriorista” en la poesía de nuestra lengua, supo impulsar una corriente que sostiene que la poesía no tiene otra inspiración y tema que la misma realidad, de la cual inevitablemente nadie puede escaparse. Pero la realidad para Cardenal ha incluido siempre la dimensión espiritual.
Ha sido un poeta social y espiritual a la vez Un místico por antonomasia. No solamente por su investidura de sacerdote católico, sino por lo que ha logrado expresar en sus poemas. Sus salmos, verdaderos cantos d esperanza. O el célebre ”Oración por Marilyn Monroe”, poema traducido a todas las lenguas e incluido en la mayoría de antologías de poesía hispanoamericana:
“Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos,
el de nuestras propias vidas, y era un script absurdo.
Perdónala, Señor, y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esa Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.
La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.
Fue como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan solo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER
O como alguien que herido por los gánstesr
alarga la mano a un teléfono desconectado.
Señor: quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de los Ángeles)
¡contesta Tú al teléfono!”
Cardenal ha sido el poeta de los pueblos sin voz, de los oprimidos y marginados. No olvidamos sus poemas a los indios americanos. Su lírica anti somocista, que hizo temblar de ira al tirano. Su proyecto comunitario en la isla de Solentiname, donde se comenzó a soñar en una Nicaragua libre y distinta.
El experimento de Ernesto Cardenal en Solentiname fue la creación de una especie de micro sociedad en el mejor espíritu de los grandes socialistas utópicos del siglo XIX: Saint Simón, Proudhon o Louis Blanc. Como la comunidad de “Nueva Armonía” fundada por Robert Owen o como un falansterio de Charles Fourier.
El Archipiélago de Solentiname está compuesto de 36 islas e islotes en el lago de Nicaragua, con una extensión total de 40 kilómetros cuadrados. El nombre Solentiname tiene raíces precolombinas al provenir de la acepción náhuatl Celentinametl que significa «lugar de muchos huéspedes», «lugar de descanso» o «lugar de hospedaje».
Cardenal había comprado Solentiname en 1959. En los años setentas inspirado en las enseñanzas de su maestro Tomas Merton, con dos compañeros suyos , Carlos Alberto y William ,llega a Solentiname para fundar en una hermandad contemplativa. Es decir un proyecto de buscar la comunicación con Dios a través de la convivencia pacífica y solidaria en la tierra. La comunidad fue creciendo y los pobladores de la isla, agricultores y pescadores pobres por generaciones, fueron alfabetizados y se les enseño el arte de la pintura, la cerámica y el dibujo. En poco tiempo combinaron sus labores agrícolas y la pesca con el arte. Surgió así un arte primitivista de gran colorido y profunda expresión, dentro de una naividad poética y un manejo magistral de los registros cromáticos.
Solentiname era en Nicaragua una pequeña comunidad libre. La Nicaragua dominada por la dictadura de la familia Somoza. Cardenal y sus compañeros convivían hombro a hombro con los campesinos pescadores, dedicándose a la superación permanente de la comunidad y sus individuos, alimentándose de poesía, oraciones, pintura, escultura y fotografía. Una utopía moderna en medio de una sangrienta dictadura.
Y los cuadros de los pintores campesinos de Solentiname alcanzaron celebridad en todo el mundo, se organizaron exposiciones en Europa, Estados Unidos y en Latinoamérica. La isla recibió la visita de personalidades famosas, sobre todo artistas y escritores. El gran argentino Julio Cortázar visitó Solentiname y consigno después en un texto dramático sus experiencias en la comunidad fundada por Cardenal, relato que intituló “Apocalipsis en Solentiname”, refiriéndose a la destrucción que posteriormente se produjo. Escribió Cortázar:
“A Solentiname llegamos entrada la noche, allí esperaban Teresa y William y un poeta gringo y los otros muchachos de la comunidad; nos fuimos a dormir casi enseguida pero antes vi las pinturas en un rincón, Ernesto hablaba con su gente y sacaba de una bolsa las provisiones y regalos que traía de San José, alguien dormía en una hamaca y yo vi las pinturas en un rincón, empecé a mirarlas. No me acuerdo quién me explicó que eran trabajos de los campesinos de la zona, ésta la pintó el Vicente, ésta es de la Ramona, algunas firmadas y otras no pero todas tan hermosas, una vez más la visión primera del mundo, la mirada limpia del que describe su entorno como un canto de alabanza: vaquitas enanas en prados de amapola, la choza de azúcar de donde va saliendo la gente como hormigas, el caballo de ojos verdes contra un fondo de cañaverales, el bautismo en una iglesia que no cree en la perspectiva y se trepa o se cae sobre sí misma, el lago con botecitos como zapatos y en último plano un pez enorme que ríe con labios de color turquesa. Entonces vino Ernesto a explicarme que la venta de las pinturas ayudaba a tirar adelante, por la mañana me mostraría trabajos en madera y piedra de los campesinos y también sus propias esculturas; nos íbamos quedando dormidos pero yo seguí todavía ojeando los cuadritos amontonados en un rincón…”
Desde aquella paradisiaca y singular isla, espiritualmente liberada, partió un mensaje humano que coadyuvó mucho en derribar a la dictadura negra y nefasta de la familia Somoza. La Guardia somocista terminaría, sin embargo, por invadir Solentiname, destruir la comunidad, asesinar y sembrar el terror en lugar del Evangelio y el Arte. Cardenal escribió ahí el libro “El Evangelio de Solentiname”, donde afirma:
“En Solentiname, un retirado archipiélago en el Lago de Nicaragua, de población campesina, teníamos los domingos en vez de un sermón sobre el evangelio, un diálogo. Los comentarios de los campesinos solían ser de mayor profundidad que la de muchos teólogos, pero de una sencillez como la del mismo evangelio. No es de extrañarse: el evangelio o ‘buena nueva’ (la buena noticia a los pobres) fue escrito para ellos, y por gente como ellos. La fe y la esperanza en un mundo mejor las tienen muchos ahora más que nunca, y me parece que aquellos que no las tienen también las deberían tener”
Cardenal se haría sandinista en los momentos más difíciles de la lucha. Y tras la victoria del sandinismo fue su primer Ministro de Cultura. Pero el poder no ha sido nunca su objetivo ni tolera nada que en nombre de ese poder o usándolo, se aleje de los principios liberadores de la fraternidad, la transparencia, la solidaridad y la convicción que el cielo está aquí en la tierra. De ahí su firme distanciamiento con una revolución que considera, hoy, lamentablemente perdida.
La isla fue donada por el poeta a la Asociación para el Desarrollo de Solentiname (APDS) y ha vuelto a ser un lugar de recogimiento para artistas y poetas. La pintura primitivista resurgió y se producen obras hechos por manos campesinas y de pescadores que expresan el mensaje ineludible de que el arte y el cultivo del espíritu en comunidad es una utopía son sólo posible sino necesaria:
“…estoy contaminado de radioactividad
y nadie se me acerca para no contagiarse
Pero yo podré hablar de ti a mis hermanos
Te ensalzaré en la reunión de nuestro pueblo
Resonarán mis himnos en medio de un gran pueblo
Los pobres tendrán un banquete
Nuestro pueblo celebrará una gran fiesta
El pueblo nuevo que va a nacer.”
(fragmento de “Por Qué Me Has Abandonado” (salmo 21) de Ernesto Cardenal)