El finiquito


Editorial_LH

Creemos que recibir o no el finiquito de la Contraloría de Cuentas termina siendo más un formalismo que una verdadera constancia de transparencia, porque se ha visto tanto muerto acarreando basura y con el finiquito entre la bolsa, que habría que ser medio pendejo para suponer que todo el que lo tiene es honesto y transparente.


Sin embargo, es un requisito de ley disponer de esa certificación de que no hay asuntos pendientes con la Contraloría de Cuentas para desempeñar un cargo público y por lo tanto es importante ver el caso del ministro de Salud Pública, el doctor Villavicencio, quien no lo puede obtener porque hay varios reparos y hasta un par de denuncias penales en su contra por cuestiones que tienen que ver con manejo de fondos públicos.
 
 Villavicencio fue Director de los hospitales San Juan de Dios y Roosevelt y aparentemente los problemas que tiene en la Contraloría son más relacionados con su desempeño en el último de los nosocomios nombrados. Uno de los grandes problemas que tienen quienes desempeñan cargos públicos como esos es que son nombrados por su capacidad y credenciales en una profesión específica, en este caso la de medicina, pero no tienen generalmente idea de lo que es administrar ni un negocio, no digamos una dependencia pública con sus vericuetos legales y procedimientos tan específicos.
 
 Por eso llama la atención que haya una protesta ahora porque algunos de los viceministros de Salud Pública no sean médicos y hasta se dijo: “zapatero a tus zapatos”. Sin duda quien lo dijo no tiene la menor idea de lo que está hablando porque si la tuviera entendería que ni siquiera el Ministro de Salud debiera ser médico sino más bien un eficiente administrador y que en cualquier lugar del mundo desarrollado los hospitales no los manejan los médicos sino especialistas que han estudiado específicamente para velar por la buena marcha financiera y operativa de los centros hospitalarios.
 
 Aparte es, por supuesto, la existencia de denuncias penales en su contra porque eso no tiene nada que ver con desorden administrativo o errores de procedimiento. Pero en todo caso es importante que todos los que llegan a la administración pública entiendan que sus actos generan responsabilidad y que tienen que enmarcarse en la ley. No se trata de sus fincas, aunque algunos funcionarios así lo crean, sino de administrar bienes públicos y gestionar el bien común. Esa combinación de responsabilidades es fundamental y quien no entendió sus límites como Director, posiblemente tampoco las entienda como Ministro, por lo que hay que escuchar a Villavicencio y a la Contralora para ver hasta dónde llega la responsabilidad del primero.

Minutero:
No basta ser curandero 
para dirigir la salud; 
si no conoce el lindero 
se desploma en el alud