El Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI) señala que Guatemala tendrá un crecimiento este año de 3.1 por ciento, y que durante el 2011 la economía continuó recuperándose de la crisis económica.
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Los datos preliminares de 2011 revelan que la economía centroamericana ascendió a US$ 164,000 millones. Con una población aproximada de 43 millones y un PIB per cápita anual promedio de US$ 3, 814, Guatemala, Costa Rica y Panamá continuaron siendo las tres mayores economías de la región, mientras los motores de crecimiento en este año fueron Panamá, Nicaragua y Costa Rica.
En Guatemala el crecimiento real se situó en 3.8 por ciento y se basó en el mayor dinamismo del comercio, la minería, los servicios financieros, la agricultura y la administración pública; hubo un leve aumento de la demanda interna, muy influenciada por los flujos de remesas familiares.
Jonathan Menkos, analista económico de ICEFI, indica que el 84 por ciento de los pobres se concentran en Guatemala, Honduras y El Salvador, que para que estos índices bajen es necesario que se tenga una inversión en salud, educación y nutrición.
Según el estudio de ICEFI, las perspectivas económicas para Centroamérica revelan que en el 2012 el crecimiento real de la región será de 4.0 por ciento, impulsado en buena medida por Panamá, Costa Rica y Nicaragua. En contraste se espera que las economías guatemalteca, salvadoreña y hondureña tengan un crecimiento de entre 2.2 y 3.5 por ciento.
Además señala que si bien es cierto, aun cuando se evidencia un menor dinamismo con respecto al año anterior, los brotes verdes generados por el impulso de las exportaciones y el fortalecimiento del mercado interno, en la mayoría de economías, da como resultados que las expectativas de crecimiento continúen estando por encima del promedio de América Latina, pues las diferentes estimaciones para la región advierten que estas podrían crecer entre 3.3 y 3.7 por ciento.
Menkos señala que si la economía europea cae 4 por ciento, entonces la actividad económica mundial caería de 3.3 por ciento, estimado originalmente al 1.3 por ciento, y Estados Unidos sería una de las economías más afectadas por su relación financiera con Europa. Esto implicaría una reducción de las remesas familiares, menor atracción al turismo, menor comercio, e indudablemente menor inversión extranjera.
Además indica que en materia económica se requiere la creación de políticas que promuevan la trasformación productiva y logren una mayor diversificación de la producción y la exportación.
Los factores que hoy se observan como limitantes para el crecimiento económico pueden convertirse en desafíos a enfrentar o posibilidades para el desarrollo. Pero el cambio del efecto negativo al positivo requiere de Estados con la suficiente fortaleza para asumir con responsabilidad la planificación, el financiamiento y la evaluación de sus políticas públicas.