Olvídese de hacer cola durante horas, con la esperanza de obtener un autógrafo apenas legible en un pedazo arrugado de papel. O de forcejear por un puesto estratégico en el estadio, para tratar de conseguir una pelota firmada o un guante de bateo.
Cuando se trata de recuerdos de su deportista favorito, los retweets son la última moda.
Los fanáticos han tornado Twitter en una versión digital de una sesión de firma de autógrafos, pidiendo — a veces rogando — a estrellas de todos los deportes una respuesta pública. Por supuesto, algunos pedidos buscan elevar la visibilidad de una causa caritativa. Pero la mayoría de los fanáticos simplemente buscan atención de sus ídolos.
Para Shaquille O’Neal: «(arroba)SHAQ, el verdadero superman, ¿puedo recibir un retweet de cumpleaños del pivot más dominante de todos los tiempos?»
Para Lebron James: «Es mi cumpleaños y todo lo que quiero es que (arroba)KingJames me mande un tweet».
Mensajes similares son enviados a otros atletas, como la tenista Serena Williams o el jugador de la NFL Donald Driver.
«Es casi como sacarte una foto con esa persona», dijo Chris Abraham, vicepresidente de Social Ally, una firma de medios sociales. «Por un instante, has ingresado en su celebridad. Ellos te han permitido ir y tomar una foto de ustedes dos juntos, y puedes compartirla con tus amigos».
Un retweet pudiera no parecer algo muy excitante. No puedes enmarcarlo y ponerlo en la pared (aunque pudieras imprimir la imagen en la pantalla), y no puede ser dejado como herencia a tus hijos y nietos. No puedes colectar retweets en un libro y mostrárselos a tus amigos. Y nadie te va a pagar un día sumas cuantiosas por un retweet, como se ha hecho por una pelota firmada por Babe Ruth.
Pero esa es una forma anticuada de ver las cosas. Un autógrafo va a ser visto por 15, quizás 20 personas. Recibe un retweet de Shaquille O’Neal y de pronto te notan las más de cinco millones de personas que siguen a Shaq en Twitter.
«Tú puedes enviarle ese tweet a tus amigos. O si te están siguiendo, ellos lo ven», dijo O’Neal, que ahora es un analista de baloncesto para la cadena TNT.
Y a veces es más que eso.
Hace unas pocas semanas, el receptor de los Patriots de Nueva Inglaterra Chad Ochocinco, quizás el atleta más prolífico en Twitter, se apareció a la puerta de un aficionado que le invitó a visitarle luego que Ochocinco dijese en un tweet que estaba paseando en su coche por Miami.
Cuando Ochocinco colocó fotos de la visita en Twitter, la cuenta del seguidor se inundó con tantos mensajes que va a necesitar un año para responderlos.
En los últimos tres semestres, David Gerzof Richard ha dado a sus alumnos de mercadotecnia y medios sociales en el Emerson College la tarea de ponerse en contacto con una figura célebre del área de Boston a través de medios sociales. Sus alumnos escogieron a Ochocinco el semestre pasado y, no solamente recibieron respuesta, sino que éste se los llevó a todos a cenar, pasándose más de tres horas hablando sobre los medios sociales y por qué los considera importantes.
«Los publicistas y el agente aún son muy relevantes (para los atletas). Pero también existe esta puerta lateral que la gente puede usar, y sabe que existe. No está oculta», dijo Gerzof Richard. «Cuando eres un gran seguidor de alguien, poder ponerte en contacto con esa persona es enorme».
El ex lanzador de los Medias Rojas Curt Schilling fue la tarea de este semestre, y los alumnos recibieron su respuesta casi inmediatamente.
«Hemos establecido contacto con dos de los tres. … Si ellos hubiesen tenido que sentarse y llamar por teléfono al publicista o al agente, estoy seguro de que no habrían conseguido absolutamente nada», dijo Gerzof Richard. «Jamás habría pensado que el curso que me llevó al profesorado me tendría en contacto con atletas. Eso es lo maravilloso de los medios sociales, realmente abren puertas que le gente jamás se imaginaría».
Pero, ¿qué ganan los atletas con ello? ¿Por qué tienen que molestarse con un retweet, especialmente cuando hacerlo incluso una sola vez significa que se verán inundados de pedidos similares?
Primero, porque es muy simple. Con un par de clicks de un botón, un atleta puede ganarse un hincha de por vida. Quizás incluso cambiar una reputación de ser egoísta o distante.
Además, prácticamente no hay lado negativo. Cuando un deportista comienza a firmar autógrafos tras un partido o entrenamientos, eso desata una oleada de fanáticos mostrando fotos, revistas o pedazos de papel. Y cuando llega el momento de que el deportista siga su camino, inevitablemente hay murmullos de desilusión — o peor — de los hinchas que se quedaron sin autógrafos.
Con el retweet, nada de eso sucede. Los atletas pueden sentarse en la tranquilidad de sus hogares o sus coches o en los vestidores y revisar los pedidos. Y por la naturaleza de Twitter, nadie espera que un atleta vea todos los pedidos, mucho menos que los responda todos.
«Si yo respondiese a todo el que me solicita un retweet, estaría haciéndolo 24 horas al día», dijo en un tweet el golfista Ian Poulter recientemente.
O’Neal dice no saber cuantos pedidos de retweets recibe — «tengo cinco millones de seguidores» — pero cuenta que cuando está en Twitter, usualmente se pasa unos 10 minutos revisándolos y trata de responder a 20 o 30 de ellos.
«Especialmente si dicen algo cómico», dijo.
En lugar de molestarse, los fanáticos que no reciben respuesta simplemente siguen tratando. Porque en el fondo, muchos de ellos creen que si tuviesen la oportunidad de conocer a sus atletas favoritos, se harían buenos amigos.
Un retweet alimenta esa ilusión.
«Tú sientes que te estás conectado con ellos», dice Sree Sreenivasan, un profesor de periodismo de la Universidad de Columbia que estudia los medios sociales y su impacto. «Pero realmente no tienes esa conexión».
No, eso requeriría que tu héroe te siguiese a ti en Twitter.
«Ésa sería la última prueba», dijo Sreenivasan. «¿Puedes enviar un mensaje directo?».