Marco Antonio Flores: “Yo había decidido no envejecer”


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Marco Antonio Flores es un veterano escritor guatemalteco. Con 27 libros publicados, la próxima semana presentará su más reciente novela “Viaje hacia la noche”, la cual puede ser la última que escriba, aunque esto no lo podría asegurar.

POR MARIO CORDERO ÁVILA

A los 20 años, había decidido que no envejecería y que no sería inútil, una idea que persistió hasta los 74 y que se refleja en esta novela.

Siempre escribió siguiendo un impulso, pero ahora ya no tiene deseos de escribir más novelas o cualquier otro tipo de género literario, aunque ello no depende de él, sino del impulso. Por el momento, Marco Antonio Flores se dedica sobre todo a leer y a gozar de su nieto Antonio, con quien quiso tomarse esta foto, únicamente “porque lo quiero mucho; eso es todo”, indicó.

El próximo martes, 24 de abril, a las 18:30 horas, en el Centro Cultural “Luis Cardoza y Aragón” (2ª. avenida 7-57 zona 10, Embajada de México), se presentará la novela “Viaje hacia la noche” de Marco Antonio Flores, con comentarios de Vanessa Núñez Handal, Eduardo Villalobos y el autor. Entrada libre. A continuación, una entrevista con el autor al respecto del tiempo en que vive y esta novela.

– Cuéntenos un poco de esta novela. ¿Es de reciente escritura?
– Pues la empecé hace con un año y medio, y la terminé hace unos seis o siete meses.

– ¿Con todo y correcciones?
– Ya corregida. Yo no corrijo mayor cosa los textos. Ni la poesía, ni el teatro, ni a nada de lo que hago.

– Entonces, usted termina en una primera escritura.
– Más o menos. La forma en que yo encontré para escribir se basa en un impulso interior el que produce el texto; no es mi consciente, sino mi inconsciente. Entonces, se produce mi texto sin que tenga que generar las ideas, sino que las ideas surgen solas.

– ¿Así, sin ningún censor ortográfico, ni sintáctico ni de ideas?
– Sí, sale solo.

– Y de esa forma, ¿no surge un texto muy desordenado? ¿O después lo ordena?
– No, no lo ordeno. Bueno, habrá algunas correcciones en el puro texto, gramaticales, quizá.

– Entonces, por ser de producción reciente, ¿esta novela refleja sus sentimientos e ideas de los últimos años?
– No necesariamente. Esto lo pienso desde mi vida de niño.

– ¿Es una novela de muchas interrogantes o de muchas respuestas?
– Se trata de ideas de lo que he vivido. Y lo que he vivido se va acumulando en el inconsciente y se van acumulando en ideas.

– Si viene del inconsciente, y con ideas desde niños, ¿allí hay muchas ideas guardadas?
– Ah, sí. Allí hay mucha parte de mi vida guardada. Lo más importante de mi vida.

– Desde que era niño hasta ahora, ¿tiene algunas preguntas que siempre se ha formulado y que siempre ha buscado la respuesta?
– No, no me hago muchas preguntas. Simplemente surge el texto solo. Sin hacerme preguntas. Ni me planteo que va a ser en este orden. Tampoco tiene una línea narrativa. Así he escrito toda mi obra. Y no sólo esta novela. Todos los libros que he escrito de creación literaria, han surgido así. Aparte son los ensayos, porque tienen una norma racional que dirige el ensayo. Pero de lo que he escrito de literatura, surge de un impulso interior.

– Usted ha dicho que ésta será la última novela, ¿no es muy tajante asegurarlo?
– Pues es tajante en el sentido de que ya no tengo muchos deseos. Pero tampoco es definitivo, porque ya no depende de mí. Mire, he publicado 27 libros de todo tipo: cuento, teatro, novela, poesía… de todo. Entonces, ya no tengo necesidad de estar escribiendo de más. Pero no sé tampoco.

– ¿Y de otro tipo de género?
– Tengo menos deseos.

– Al menos en cuanto a novela aún le quedaba cierto impulso…
– La novela surgió como ha surgido todo mi trabajo. De repente empecé a escribir y ya no me detuve. Ya fui escribiendo la novela, según mi impulso.

– Pero si le hubiera preguntado hace tres años, antes de empezar la novela, me hubiera dicho que no tenía deseos.
– Sí, así ha sido toda mi obra. Yo nunca he tenido muchos deseos ni ideas de lo que quiero escribir, sino que en un momento de mucha emoción interior, surge la necesidad de empezar a escribir.

– Tras esa emoción e impulso interior, ¿sigue escribiendo hasta terminar? ¿O ha habido novelas que se han postergado?
– No. Yo escribí novelas en 19 días, pero otra novela, del mismo tamaño, la escribí en 21 años.

– Es decir, que ese impulso no se puede normar…
– No, mi impulso surge, y se debe estar al servicio del impulso, no al revés.

– Bueno, el oficio del escritor consiste en estar atentos a ese impulso.
– No, no debe estar atento. Surge. El escritor no debe pensar en eso. Yo puedo pensar en un montón de cosas, y de repente surge el impulso.

– ¿Alguna vez dejó de seguir ese impulso?
– Cada vez que surgió un impulso, siempre lo seguí. A veces la obra no se realizó.

– Pero no porque no se sentó a escribir.
– No, sino porque ya no continué escribiendo, porque ya no me producía un impulso interior muy intenso, ni emotividad ni me producía nada.

– ¿Y en qué momento sabe que un libro terminó?
– En el momento en que termina. Por ejemplo, en esta última novela, ya tenía un final prefabricado, que no estaba en mí, pero que ya había pensado. Yo había decidido terminar con mi vida a los 20 años. Yo había decidido no envejecer ni ser inútil a cierta edad. Sino que a los 20 años decidí acabar con mi vida cuando yo quisiera. Y así termina esa novela. No me lo propuse. Sencillamente, así terminó.

– Tras terminar no sólo esta novela, sino otros libros, ¿cuál es la sensación que le deja?
– Es una sensación de tranquilidad de haber acabado un trabajo. Porque la literatura es trabajo. Surge un momento tras otro, habiendo momentos de reposo.

– Después viene un proceso de edición, y tras terminado el libro, ¿a usted ya no le preocupa qué pasa después?
– Si, ya el libro ya se acabó. Si consigo al editor, qué bueno. Si no, allí se mantiene el libro.
– El lector lo puede tomar como quiera.  El lector toma el texto con plena independencia, eso ya no tiene nada que ver conmigo. El lector, al igual que el escritor, es un hombre libre.

– Con respecto a esta novela, ¿no podríamos decir que sea autobiográfica?
– No, no es autobiográfica. Sí tiene partes de mi vida.

– Al final, lo único que establecemos como importante es que hay que escribir.
– Sí, y no sólo importante, sino que necesario.

– ¿Qué hubiera pasado, por ejemplo, si hubiera tenido el impulso de escribir y no lo hubiera seguido?
– No sé qué hubiera pasado. Desde los 21 años hasta los 74 he seguido ese impulso.