Gabriel Aguilera Peralta
CEESC Centro de Estudios Estratégicos y de Seguridad para Centroamérica
Hace algún tiempo estaba de profesor visitante en la Academia de Policía de Nicaragua «Walter Mendoza» y pensé que no había comprendido bien una respuesta que dieron mis alumnos a una pregunta que les hice. Yo quería saber cuál era su grado de escolaridad, todos y todas (porque el 30% eran mujeres) me respondieron que licenciados.
Se trataba de un curso para mandos medios, no sólo de la policía sino igualmente de la guardia de presidios. Entonces me costaba entender que todos eran graduados universitarios.
Alto nivel educativo
Pero así era. El alto nivel educativo de los elementos de la PN de Nicaragua, es una de las razones que explican el nivel de eficacia y eficiencia de ese cuerpo. Otras causas son su enraizamiento con la comunidad, lo que le permite un manejo superior de la seguridad comunitaria, su espíritu de cuerpo (que proviene probablemente de su origen en la época de la revolución sandinista) y su énfasis en las políticas preventivas, que le han permitido un manejo muy exitoso del problema de las pandillas juveniles. Por lo demás esa policía no cuenta con un número suficiente de agentes y sus presupuestos (y por consiguiente salarios), son mínimos, lo que se refleja en diversas carencias. Pero pese a ello, cumple con su función por las razones apuntadas.
El ejemplo me vino a la cabeza al estar enterándome del motín protagonizado por un grupo de agentes de la PNC el pasado domingo por la noche. El motín se generó, aparentemente, por inconformidades con la nueva escala salarial aprobada por el Ministerio de Gobernación. Pero no se descarta que se haya mezclado una reacción ante la depuración de elementos con causas penales pendientes o historiales negativos. Se sospecha que el motín estaba concebido en gran escala, pero no se desarrolló por haber sido develado prematuramente.
Pensé que solamente eso faltaba para la imagen de la PNC que puede estar atravesando su peor momento, después que el asesinato de los parlamentarios salvadoreños sacó a luz las ejecuciones extrajudiciales y presencia del crimen organizado en el seno de la policía.
Se imaginó una PNC civil y moderna
Esta situación ciertamente no es la que se preveía en los Acuerdos de Paz, que es donde se concibió un nuevo cuerpo policial. La idea expresada en los compromisos de los acuerdos, era abolir los cuerpos policíacos que existieron durante la guerra interna, la Policía Nacional, la Guardia de Hacienda y la Policía Militar Ambulante, y que habían participado en la contrainsurgencia pero que no se habían preocupado de la seguridad ciudadana. En su lugar, se crearía un nuevo cuerpo, la PNC, que se imaginaba como civil, muy moderna, eficiente en la prevención y el combate al delito y totalmente respetuosa de los principios democráticos y los derechos humanos.
Pues bien, la nueva policía se creó efectivamente, pero no resultó la institución que habían imaginado los acuerdos. En su lugar, se llegó a la actual PNC, con las deficiencias señaladas.
Hay varios análisis sobre porqué se dio ese desenlace. No cabe duda que fue un error garrafal, el haber reciclado a un porcentaje importante de los antiguos agentes para incorporarlos a la PNC, cuando el proyecto era que el 100% de los elementos deberían ser personal nuevo, debidamente seleccionado y formado. Con la llegada del viejo personal, se contaminó el nuevo. También ha influido que no se establecieron mecanismos de control externo y los internos no alcanzaron la eficiencia debida.
Por otro lado, la debilidad del sistema de reclutamiento, capacitación y formación y la ausencia de una academia para oficiales de policía, así como presupuesto insuficiente, énfasis en equipamiento antes que en la calidad humana, privilegio a las políticas de contención antes que las de prevención, etc. coadyuvaron a formar una institución que pese a los importantes recursos de la cooperación internacional que se le han destinado, no logra, por sus debilidades proteger a los ciudadanos, ni ha podido impedir ser penetrada por el crimen organizado.
Con lo dicho, no estamos absolutizando, porque la PNC cuenta con miles de agentes de ambos sexos, honestos y dedicados a su labor profesional. Dentro del alto número de bajas fatales de integrantes, se incluyen a muchos agentes, oficiales e inclusive comisarios que han perdido la vida cumpliendo con su deber.
Pero el caso es que los focos de corrupción y de penetración del crimen, y la práctica de las ejecuciones extrajudiciales, ha causado severo daño a la institución.
Qué se debe hacer para corregir tal situación, no es difícil de averiguar. Se han realizado una gran cantidad de estudios y se han formulado recomendaciones con alto nivel de profesionalidad, en su mayoría originadas en el proyecto «Hacia una política de seguridad ciudadana» de los años 2003-04.
Entre las medidas a tomar, las principales pueden ser:
a. Depuración de los elementos corruptos o vinculados a actividades delictivas. Acertadamente esta medida se está implementado ya por las nuevas autoridades de la institución y del Ministerio.
b. Creación de una academia de formación de oficiales de policía, para estabilizar la carrera y consolidar la profesionalización.
c. Revisión, fortalecimiento y ampliación de los procesos de formación y capacitación de agentes.
d. Mejora de los procesos de selección y reclutamiento. Ello debe conllevar mejorar la oferta salarial o la de beneficios no salariales para obtener un mejor nivel educativo y técnico.
e. Depuración, reorganización y fortalecimiento del aparato de inteligencia policial.
f. Erradicación definitiva de cualquier práctica de ejecución extrajudicial y apego estricto al Estado de Derecho para las operaciones. Pese a la gravedad de la amenaza delictiva, el Estado no puede infringir su propia legalidad sin dañar gravemente al sistema democrático.
g. Reorganizar y fortalecer los mecanismos de control internos y crear mecanismos de control externo.
h. Garantizar la observancia de políticas de inclusión de género y de los pueblos indígenas.
i. Fortalecer el componente de policía comunitaria y de apoyo a la seguridad comunitaria, así como de las políticas preventivas
j. Aumentar el número de agentes y su despliegue en el territorio nacional.
Ese conjunto de medidas son indicativas, no exhaustivas. En realidad la reforma de la PNC es una tarea de grandes proporciones, que demandará tiempo y continuidad de políticas para lograrse. Pero se trata de un cometido de primera importancia, para que en el futuro podamos nuevamente sentirnos y ser protegidos por una policía como la imaginaron los Acuerdos de Paz.