La muerte de cuatro jóvenes estudiantes de la Universidad Del Valle, ocurrida en Izabal, es un penoso recordatorio de lo importante que es tomar todo tipo de precauciones para prevenir accidentes y no creer que los percances les pasan a otros y no a uno mismo. Hay una tendencia a suponer que a uno no le va a pasar nada y por ello se actúa de manera que al final puede resultar siendo trágica y ese pensamiento nos tiene que acompañar a todos durante este feriado.
En las fiestas del verano, como algunos llaman a la Semana Santa, es muy corriente el consumo de bebidas embriagantes, lo que aumenta exponencialmente el riesgo de cualquier tipo de accidentes. Pero aun en condiciones normales, sin licor de por medio, es frecuente que se desestimen las medidas elementales de precaución y seguridad y que se actúe con la mentalidad de que uno puede sobreponerse a cualquier adversidad y manejar cualquier circunstancia, lo cual obviamente no es así.
La lamentable tragedia de los estudiantes, supuestamente por no haber atendido las normas de prevención existentes en la compañía que les había dado albergue, es un doloroso hecho que, sin embargo, nos permite reiterar los llamados a la precaución para impedir que nos pueda ocurrir algún hecho lamentable durante estos días.
Las carreteras se congestionan y los automovilistas no siempre toman todas las precauciones, anteponiendo la seguridad al deseo de arribar pronto al destino, descuido que muchas veces es causante de fatalidades. Además las playas se congestionan y no siempre hay salvavidas y personal que pueda atender a quien lo necesite, por lo que es fundamental que haya una actitud precavida que dé preferencia a cualquier factor relacionado con la seguridad en la búsqueda de diversión y entretenimiento.
Somos un país donde no se hace lo suficiente en materia de prevención y por eso tenemos tanto que lamentar, puesto que quien no previene se expone a riesgos innecesarios. El gobierno ha implementado algunos planes para asistencia en carreteras y para apoyar a los vacacionistas en las playas y destinos turísticos, pero la verdadera prevención está en nuestra propia actitud y esa no se puede subsanar ni siquiera con la presencia constante de elementos del orden y salvavidas en los balnearios. Al final de cuentas todo termina dependiendo de nosotros mismos y aún aquellos accidentes que parecen inevitables, lo son cuando la gente actúa con precaución, con el suficiente cuidado para no exponerse ni exponer a los suyos, tarea prioritaria para todos los padres de familia en esta temporada.
Minutero:
Para evitar accidentes
hay que tomar medidas prudentes;
el que se cree traidito
es el que termina bien frito