En el argot popular, “hacer la camita” se refiere al actuar o proceder de alguien que maliciosamente, con falta de ética y de moral, actúa para perjudicar, hacer caer o lesionar a otro.
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De conformidad con nuestro texto constitucional, artículo 183, inciso o), Son Funciones del Presidente de la República: “Dirigir la política exterior y las relaciones internacionales; celebrar, ratificar y denunciar tratados y convenios de conformidad con la Constitución. En el artículo 191, Funciones del Vicepresidente, inciso d) “participar conjuntamente con el Presidente de la República en la formulación de la política exterior y las relaciones internacionales, así como desempeñar misiones diplomáticas o de otra naturaleza en el exterior”.
Por consiguiente, cuando el presidente oficialmente manifiesta que recurrirá a la instancia de presidentes, a la reunión específica a celebrarse en Antigua Guatemala por los mandatarios que integran el SICA y plantear que la región revise, analice, evalúe si la política que a propuesta de los Estados Unidos, se ha seguido en el combate a las drogas no debe ser variada, reemplazada o sustituida, y funcionarios del país del norte se activan y se comunican con los gobiernos y Presidentes de El Salvador, Honduras, Nicaragua y otros, sin reconocerlo públicamente, le están haciendo la camita a la posición concreta del gobierno de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti.
Considerar que la no presencia de los mandatarios de El Salvador, Honduras y Nicaragua en la reunión recién acontecida en La Antigua es un fracaso no es procedente, es un desaire, pero más grave aún, es una muestra de falta de entereza.
No estar de acuerdo en un planteamiento es su derecho, pero no tener los atributos para escuchar la argumentación, refutarla o decir que se va a meditar sobre la misma, es una vergüenza, especialmente cuando nadie puede dudar del fracaso que ha sido el combate a la droga en el área, del enorme costo que implica complacer al gobierno norteamericano en el actuar, en el costo humano y económico que para cada uno de nuestros países implica, costo que merma la inversión en educación, salud, infraestructura, seguridad y demás. Centroamérica se ve vulnerada cuando un gobierno salta la cuerda y baila al son de la música que por teléfono le tocan desde el norte.
Se puede estar en desacuerdo, se debe refutar la idea que no se comparte, pero en ningún caso se debe evadir el hacerlo respetuosa y formalmente de país a país, de instancia a instancia. Ante la opinión pública guatemalteca, el Presidente y la Vicepresidenta han procedido correctamente en la forma de plantear sus opiniones; la Cancillería, media vez el Presidente y la Vicepresidenta fijan una posición, sólo es un instrumento de complemento que coadyuva a ejecutar la política internacional que haya determinado la Presidencia. Por supuesto, también a lo interno no faltan quienes de inmediato tratan de “hacerle la camita” al Canciller Harold Caballeros, especialmente si cuentan con el acceso y el oído para redactar editoriales, aunque ello sea no una pedrada sino una cerdada, una cochinada, por cuanto el motivo a la crítica hacia el Canciller es la ambición de remplazarlo en su puesto. Nunca falta alguien así, especialmente si a eso se ha dedicado buena parte de su vida, es el proceder de la bestia, es repetir el actuar de la diputada Anabella de León que por pasajes, nombramientos de familiares, pilotos, vehículos, combustible, etc., negociaba su actitud en el Congreso.
¡Ojo, Presidente y Vicepresidenta, no hay que claudicar, firmes, sacando pecho!