En un correo, recientemente, recibí este artículo firmado por quien se identificaba como F. L. Chivite y como me pareció realmente interesante, lo comparto con mis lectores, sin hacerle ni un sólo cambio. Solo para decirles que la coincidencia de pensamientos es tan grande…
La derecha es la derecha. Es poseedora de valores y certezas. Nunca duda. La duda y la insatisfacción son cosas de la izquierda. La derecha no necesita cambiar. La izquierda está siempre atrapada en sus matices. En sus contradicciones. Tratando de reinventarse.
La derecha no necesita dar explicaciones. Se comporta como se ha comportado siempre. Y probablemente ahí radique la fórmula de su éxito. Es diestra en su oficio. Sin embargo, fíjate: gauche, que significa izquierda en francés, significa también torpe. En fin, si algo saben bien los políticos de derechas es que lo mejor es mantener la boca cerrada e ir a lo suyo.
Su discurso se da por supuesto y cualquier cosa que añadan puede resultar inconveniente. La gente de derechas jamás votará a la izquierda. La gente de izquierdas se desespera, se indigna, se divide. Y algunos, por cierto, acaban haciéndose de derechas, claro.
Otra cosa que caracteriza a la derecha es su convicción de que el poder les corresponde por naturaleza. No solo se les ve cómodos en él: además se nota que tienen la sensación de haber recuperado algo que les pertenecía. Jueces, políticos, obispos, banqueros y grandes empresarios en armonía otra vez. Respirando tranquilos. Enviándose guiños de complicidad. Ni quieren ni pueden ocultar que pertenecen al mismo núcleo: los mismos colegios, los mismos barrios, los mismos clubs. Hablan un mismo lenguaje y exhiben una gestualidad similar. Sin duda están felices.
Once millones de votos, todavía no se lo pueden creer. Hasta han tenido que transmitirse unos a otros la consigna de que no les conviene aparecer, de momento, demasiado sonrientes ante las cámaras. Creo que no temen la convocatoria de una huelga general. En el fondo, sospecho que la están deseando. Para exhibirse ante Europa.
La derecha es exhibicionista y no me extrañaría que pensaran que una huelga general les adorna. Están cambiando muchas cosas muy deprisa: fuera y dentro de nuestras cabezas. Hace poco se preguntaba Slavoj Žižek: ¿quién se atreve hoy en día ir a la huelga si tener un empleo ya es en sí un privilegio?
Interesante, ¿verdad? La derecha es la derecha, siempre. Me gusta esa parte donde afirma: -Tienen la convicción que el poder les pertenece por naturaleza. Les ha pertenecido por siempre, agregaría. Solo no le creo a Chivite eso de que la derecha es poseedora de valores. De certezas, siempre… esa es una de sus claves para entender el mundo, certeza desde su óptica… pero, ¿valores? Depende de mucho del cristal con que “ellos” miren, porque para mí, valores, los humanos…Pero analicen el texto… es más que interesante, revelador.