Partamos de la premisa que Estados Unidos, Europa y Japón son los principales emisores de dióxido de carbono, y por lo tanto los que mayor esfuerzo deberían realizar. Pero ¿cómo pueden los países con economías pequeñas contribuir para evitar el calentamiento global? En Guatemala utilizamos 65% de petróleo para generar energía eléctrica, contribuyendo de esta forma al calentamiento global por la emisión de dióxido de carbono. Entonces el reto es construir más hidroeléctricas o utilizar el viento y el sol solo para ejemplificar cómo producir energía eléctrica a bajo costo y limpia. Los basureros municipales, que abundan por doquier, también producen gases de efecto invernadero a través del gas metano, si se lograra invertir en la construcción de biodigestores, que convierten la basura en energía, también pondremos nuestro grano de arena. La siembra masiva de árboles con gran capacidad de producción de oxigeno será de gran valor. A nivel personal podríamos contribuir utilizando bombillas ahorradoras de energía, vehículos económicos en el uso de gasolina o simplemente afinando los motores de estos, el gobierno hace bien en no incentivar la importación de carros usados de modelos antiguos.
Algunos líderes de opinión, no le dan credibilidad a estudios científicos que pronostican que la temperatura media de la tierra podría aumentar entre 1,4 y 5,8 grados celsius de aquí al año 2100, con efectos devastadores, en ámbitos socioeconómicos, políticos y culturales. Ellos dicen que no hay evidencia contundente para afirmar que se está produciendo calentamiento global. Lo que no entiendo es si sus dudas son bien intencionadas o todo lo contrario y lo que pretenden es evitar a toda costa un compromiso por parte de Estados Unidos, y de otros países desarrollados, ya que para muchas personas representa un cambio en su estilo de vida, así como un sacrificio en su libertad de elección y para algunos empresarios un aumento de sus costos.
Será que el humano se convirtió en un ser tan egoísta, como consecuencia de la ideología liberal, que solo piensa en su bienestar individual presente en menoscabo de las futuras generaciones.
¿Por qué los humanos invierten sumas millonarias anuales en la compra de seguros, contra incendios, robos o enfermedades? Porque les gusta estar prevenidos ante el riesgo. Así como se invierte en seguros personales contra riesgos también debería invertirse recursos económicos que vayan directamente dirigidos a la reducción de gases de efecto invernadero; sacrifiquemos un poco nuestra libertad de elección y bienestar presente a favor de las futuras generaciones, y tomemos todo ello como si fuese la compra de un seguro general, para nuestros descendientes. Suponiendo momentáneamente que el cambio climático fuese un suceso incierto, lo más sensato sería entonces cubrirnos contra riesgo. Démosle una oportunidad a la Tierra, no podemos equivocarnos ni vacilar en nuestras decisiones, ya que este planeta es nuestro único hogar.