Al rendir informe sobre la investigación de la muerte del guatemalteco Juan Choc Chub, la Organización de Estados Americanos simplemente se lava las manos y hace un recuento de los hechos ya conocidos y públicos, sin esclarecer cómo ocurrió realmente la muerte de nuestro compatriota quien recibió un balazo de fusil militar por la espalda. Para fortuna nuestra, esta vez la Cancillería no actuó con la abyecta postura que mantuvo ante la OEA el ministerio de Relaciones Exteriores en el gobierno anterior y el informe fue oficialmente repudiado.
Sin duda en la OEA pensaron que, igual como antes Guatemala se tragó cualquier patraña que enviaba bajo la dirección y supervisión del insulso Insulza a quien Colom tanto le debía por la forma en que actuó en el caso Rosenberg, este gobierno también se sometería a la parcialidad de la Organización de Estados Americanos a favor de Belice y que el país guardaría silencio y hasta daría las gracias por un informe totalmente inútil y que al final termina apañando un crimen cometido contra un ciudadano guatemalteco.
La Hora no oculta su falta de simpatía por la OEA, que nunca ha sido un dechado de eficiencia, pero que bajo la dirección de José Miguel Insulza se ha convertido en instrumento para apañar las porquerías de cualquiera de los gobiernos que se someten a bailar el son que tocan justamente donde está la sede de la organización. Y es que como la OEA ha ido creciendo con una enorme e inútil burocracia que cuesta mucho dinero y los países miembros no pueden aportar tanto como para mantenerlos a todos con el tremendo nivel de vida que se gastan, dependen fundamentalmente de las erogaciones que haga Estados Unidos y vuelta otra vez a que se aplica aquello de que quien paga, manda. Y eso exactamente ocurre cada vez que la OEA abre la boca.
En el caso de Belice ya sabemos que siempre ha jugado un papel más identificado con los intereses británicos, precisamente por las estrechas relaciones que mantiene Washington con el imperio colonial inglés. Por ello tampoco la OEA ha jugado un papel decoroso en el caso de Malvinas, porque igualmente juegan con cautela a favor de la postura británica en perjuicio de la del país latinoamericano. Atrás quedaron aquellos tiempos en los que Estados Unidos honraba su propia doctrina Monroe y ahora, con la asistencia servil de la OEA, apuntalan el colonialismo y por ello el informe rendido en el caso del asesinato de un guatemalteco por la soldadesca beliceña no amerita ni señalamiento ni, mucho menos, protesta alguna del foro regional.
Minutero
La muerte de un pobre chapín
no le importa a los insulsos
que no entienden que el trajín
es uno de los tantos pulsos