No pasa un día sin que se comente el proceso y/o la necesidad de las leyes por la transparencia que, en paquete, están por ser presentadas al Congreso de la República como parte adicional al paquete de reforma tributaria que fue aprobada a principios del actual gobierno.
Aprobar un eficiente paquete de leyes por la transparencia no solamente es importante, sino que se convierte en completamente necesario para al menos mantener la esperanza de desarrollo para el país. Cuando se observan noticias como las que hemos visto sobre la sobrevaloración de medicamentos que en cantidades de cientos de millones de quetzales se han llevado a cabo y nadie está en la cárcel para pagar por eso, pensamos que es urgente que exista un nuevo orden dentro del marco legal para poder perseguir a esos sinvergüenzas que han facilitado dicho saqueo y que han evitado el cumplimiento del papel del Estado con sus ciudadanos.
Y claro que habrá oposición a las leyes y se intentará por todos los medios que sean aprobadas como un papel sin muchos “dientes” para evitar que compita con los tiburones que se comen hoy por hoy el dinero del erario público y que luego son abrazados por nuestra sociedad como exitosos hombres de negocios o brillantes personajes que aprovecharon la capacidad de hacer “negocios”.
Pero lo que se tiene que tener en mente es que, conociendo la historia y las prácticas de los gobiernos recientes, Guatemala desarrolla su vida política, la administración pública y las relaciones con empresas contratistas, sobre un diseño corrupto de funcionamiento y es por ello que es importantísimo que la aprobación y aplicación de dichas leyes, sea sobre un verdadero deseo de enfrentar a ese monstruo de mil cabezas que nos devora diariamente.
La corrupción es dinámica porque ha demostrado con el correr del tiempo que se puede modificar para encontrarle la burla a cualquier intento por prevenirla o combatirla. Pero si lo que se tiene es la voluntad de hacerle la batalla, entenderemos que no solo es este intento de aprobación del paquete el que se debe tomar en cuenta, sino que es como cuando se quiere reparar un techo con goteras en que se debe revisar permanentemente que no haya nuevas filtraciones para poder, de inmediato, tomar acciones al respecto.
Es entonces un buen momento para poder dar las herramientas que la Contraloría General de Cuentas, la Secretaría por la Transparencia y el Ministerio Público necesiten, para enfrentarse a la corrupción como concepto y a los corruptos como personas. Porque una cosa es esa práctica que se va heredando entre funcionarios porque aceptan un sistema del que tienen beneficio y, otra, la de los sinvergüenzas que son parte del entorno del negocio, utilizando sus empresas y facilitando administrativamente el “lavado” de ese dinero para presentarlo como legítimo ante una sociedad que, tristemente, está acostumbrada a ver como algo normal el pago de comisiones y sobresueldos. Que importantes son las leyes, porque que indignante es la corrupción y el enriquecimiento ilícito.
MINUTERO:
Mas que abierto el contrato
parece de corso patente
para que así cualquier gato
se harte la papa caliente