Mientras el primer ministro británico Tony Blair se prepara para despedirse de Downing Street tras 10 años en el poder, actores británicos lo han llevado al banquillo de la justicia por el «crimen de agresión» contra Irak.
«Rendición de Cuentas: el proceso de Anthony Charles Lynton Blair por el delito de agresión contra Irak. Una audiencia», recién estrenada en el teatro Tricycle, en el norte de Londres, examina los sucesos que llevaron a la decisión de Blair de enviar tropas a Irak junto con Washington.
Escrita por Richard Norton-Taylor, un periodista del diario The Guardian, y dirigida por Nicholas Kent, la obra se basa en transcripciones de un interrogatorio por dos abogados de 11 testigos –diplomáticos, ex ministros, parlamentarios, un inspector de armas de la ONU– que participaron en el debate y preparación de la invasión de Irak.
En las dos horas y 10 minutos que dura la pieza, esos testigos –entre ellos el embajador de Chile ante Naciones Unidas, Gabriel Valdez, quien participó en las discusiones en el Consejo de Seguridad sobre Irak– se someten a las preguntas del abogado fiscal de Blair y de su defensor.
Los actores se basaron en las grabaciones de las declaraciones prestadas por los testigos, como si se tratase de un juicio real, a dos abogados: el de la acusación, Philippe Sands, que es, irónicamente, compañero de bufete de Cherie Booth, esposa de Blair, y el de la defensa, Julian Knowles.
Lo que está en juego es si hay fundamento suficiente para procesar a Blair por el delito de agresión, según lo estipulado por el derecho internacional.
El escenario es sencillo: hay una mesa, donde están sentados por un lado el abogado de la acusación y su asistente, y por otro el de la defensa y su asistente. Ante ellos, toman asiento, uno por uno, los testigos, que hablan con una naturalidad que resulta sumamente poderosa.
Una de las declaraciones más impactantes es la de la ex ministra de Blair Claire Short, que dimitió tras la invasión al país árabe, y que es actualmente diputada independiente.
Interpretada convincentemente por Diane Fletcher, la ex ministra explica que en el gabinete nunca se debatió en profundidad la intervención en Irak, y evoca las repetidas promesas de Blair, que le aseguraba una y otra vez que no habría invasión a Irak sin la autorización de Naciones Unidas.
Otro testigo es Richard Perle, un prominente neoconservador estadounidense, que presionó abiertamente por una intervención y un «cambio de régimen» en Irak, y que ahora considera que la guerra en el país árabe fue un total fracaso.
Al final, el abogado de Blair, interpretado por David Michaels, y el fiscal, interpretado por Thomas Wheatley, presentan sus alegatos finales.
«Las pruebas demuestran claramente que Blair tiene que responder» por la agresión a Irak, declara Sands, mientras que la defensa alude al presidente cubano Fidel Castro.
«Al final de su juicio, en 1953, Fidel Castro dijo: ’Condénenme, no importa. La historia me absolverá’. Al final de esta audiencia ustedes deben concluir que Blair no necesita ser absuelto, porque no ha hecho nada que justifique una condena», declaró la defensa.
Y el público, que parece jugar el papel de jurado, parte a la calle llevándose todo lo que ha visto y oído, y juzgando por sí mismos, a sus adentros o abiertamente, si culparía o no a Tony Blair.