Miguel Angel Carballo era el segundo suplente la víspera del Honda Classic cuando el novato argentino envió un mensaje a sus seguidores: «Necesito un milagro». Terminó con Tiger Woods como compañero de ronda.
Carballo, un golfista de 32 años que por fin pudo ingresar al tour de la PGA este año, quedó bajo los reflectores el jueves en el campo PGA National cuando Ian Poulter se retiró por enfermedad. El argentino tomó su sitio en el llamativo grupo de Woods y Lee Westwood, ambos ex número uno del mundo.
Fue un día que Carballo no olvidará, incluso si pudiera no tomar en cuenta el resultado.
El argentino se desplomó en el hoyo 17 de par 3 cuando su golpe de salida cayó al agua y el siguiente pasó por encima del green y se incrustó en la parte trasera de la trampa de arena, lo cual no le dejó otra opción que pegarle de lado hacia la arena. Hizo siete impactos para un cuádruple bogey y finalizó con 79.
Westwood firmó una tarjeta de 70, mientras que Woods abrió con 71.
«Ninguno de nosotros tres tuvo un buen día», dijo Carballo. «Obviamente, mi día fue peor porque pegué más golpes equivocados».
Carballo, que se clasificó a la gira de la PGA al concluir décimo en la lista de ganancias del Nationwide Tour, ya ha disputado cinco torneos este año, de los cuales ha pasado el corte en tres. Su mejor resultado fue un empate en el 29no sitio en Pebble Beach.
Intentó clasificar el lunes y no lo logró al pegar 72 golpes. Sin embargo, decidió quedarse a entrenar antes de partir la próxima semana rumbo al Abierto de Puerto Rico. El miércoles comenzó a escuchar rumores de que Poulter estaba enfermo.
Su agente, Gustavo Piovano, le había hecho una cita para que le dieran un masaje en el spa el jueves por la mañana cuando vieron a Poulter yéndose del PGA National con todo y maletas.
Poco tiempo después llegó el anuncio oficial de su partida y la puerta quedó abierta para Carballo.
«No sabía nada sobre él», dijo Woods. «Westy y yo no sabíamos si jugaba en la gira europea o en nuestra gira. Pero de repente se vio en una situación con la que estoy seguro que no está realmente familiarizado y se manejó excelente. Es difícil jugar allí. En un campo de golf donde es fácil que tus golpes salgan un poco desviados la puntuación aumenta rápido».
Carballo dijo haber estado nervioso en el primer golpe y en los primeros hoyos, pero el resto del día se sintió tranquilo, incluso con tantos espectadores. Se le preguntó cuál fue su experiencia de haber estado en un grupo así.
«No regalan nada», respondió Carballo.