La gira de la Vicepresidenta de Guatemala por los países centroamericanos terminó con buenos resultados porque en general hubo disposición a que se inicie un debate sobre el tema de la lucha contra el narcotráfico tomando en consideración que en las condiciones actuales es obvio que vamos perdiendo la batalla contra los poderosos cárteles que, cargados con sus millonarias ganancias, están en posición de ventaja frente a países que carecen de recursos mientras la demanda en Estados Unidos por lo menos se mantiene voraz.
Obviamente no hay respuestas fáciles en un tema tan complejo y de tantas aristas, pero lo peor que puede hacer un país es adoptar la postura del gobierno salvadoreño que cerró la puerta a toda discusión, a escuchar siquiera planteamientos, por su incondicional sumisión a la postura norteamericana que, igualmente, somató la puerta para impedir siquiera la posibilidad de diálogo sobre alternativas que puedan existir para combatir el narcotráfico. “Se hace lo que nosotros decimos y punto”, fue la expresión de Washington en una traducción libre, pero que ha funcionado como se vio con la actitud del Presidente salvadoreño.
Despenalizar no significa emitir un decreto legalizando el uso y venta de drogas, sino que es una propuesta para debatir alternativas que abran el abanico de las opciones para enfrentar una de las principales amenazas a la seguridad pública de los últimos años. Los intelectuales del mundo abogan por soluciones de este tipo y, aunque reconocen que se trata de una propuesta audaz y de difícil implementación, la sostienen con argumentos sólidos que parten de la evidencia irrefutable de que lo que hoy se hace no funciona.
Aquí se pronosticó que era una pérdida de tiempo que la Vicepresidenta hiciera el viaje por Centroamérica y los resultados demuestran que el vaticinio fue equivocado porque hay espacio para el debate y la discusión. Obviamente para exigir un replanteamiento de la estrategia antinarcótica hace falta más que la voz de un país y por ello era fundamental que la región aceptara hablar del tema, sin ese portazo arrogante que quiere clausurar todo debate.
El hecho de que un Presidente en ejercicio hable del tema le dio una connotación diferente a la que tenía cuando eran expresidentes, que sufrieron en carne propia el abandono de Washington en la lucha contra el narco, e intelectuales los que lanzaron la idea. Ha sido una postura audaz la del gobierno de Guatemala porque obliga a entender lo que se ha hecho mal y a buscar nuevas fórmulas, más eficaces, para defendernos del ataque sistemático que debilita nuestras instituciones y que causa enorme violencia con víctimas inocentes en estos países. Hay un paso adelante, sin duda alguna, y hay que ser medio chocho para no verlo.
Minutero:
Solamente El Salvador
se plegó al gran poder
no queriendo ni saber
si hay un camino mejor