Indignante uso de la pobreza


Editorial_LH

Al mismo tiempo en el que los medios de comunicación publican que Guatemala está superando en indicadores a África en desnutrición crónica, salen los abogados de quien otrora fuera la poderosísima primera dama encargada de los programas sociales y mandamás de un período presidencial en el que se utilizó la pobreza como herramienta de manipulación política y de disposición de los fondos del Estado a decir que no tuvo “nada qué ver” con los malos manejos que pueda haber y que hay que responsabilizar a los ministros de turno. Todos sabemos que, más que ministros, hubo títeres que obedecían órdenes.


Durante los 4 años del “gobierno de Álvaro Colom”, como ellos se promocionaban, repetimos hasta el cansancio que Guatemala necesitaba que un Estado privilegiara la lucha contra la pobreza y diera un respiro a aquellos ciudadanos que están en condiciones infrahumanas de sobrevivencia.  Esto, en contrapeso a los programas que bajo lindos nombres como Cohesión Social o Mi Familia Progresa, no fueron más que la fachada de un aparato que usó esa misma pobreza para fines electoreros.
 
 El rostro maya, social y todos los rostros con los que se quiso pintar Colom durante su gobierno, deben ser sustituidos por el rostro de la desnutrición y del dolor de la violencia.  No es justo que mientras los guatemaltecos en las zonas más abandonadas siguen enfrentando esa condena a muerte diaria con el hambre y los habitantes de las zonas urbanas salen a desangrarse por la violencia, el mandatario “social” viajara a cuerpo de rey en jets privados y hoy sea “asesor” de otros gobiernos.
 
 Da rabia.  Y más rabia, cuando diputados que fueron peones en el tablero de ajedrez de esa componenda, ahora son los “fiscalizadores”.  Pero lo peor de todo es que cuando durante todos esos años se pidió transparencia en el manejo de los fondos y se obtenía como resultado que la secretividad era necesaria para proteger a los “pobres”, la verdadera razón era la necesidad de ocultar el vil manejo de los fondos públicos.
 
 Es por ello que insistimos que, para todos los casos, la fiscalización es un impulso hacia la transparencia.  Es por ello que creemos que cada uno de los funcionarios públicos tiene que permitir que la institución a la que representa, se fortalezca por medio de la transparencia y la eficiencia. Y el actual gobierno se medirá de la misma manera si es que no se logra establecer ese parámetro en pro de la transparencia.  Simplemente, no más corrupción.
 
 ¿Hasta cuándo vamos a permitir que con cada gobierno se sigan amasando las fortunas, mientras que Guatemala aumenta en las vergonzosas posiciones de hambre, corrupción y violencia? 
 
 Repetimos que es indignante el uso de la pobreza para fines oscuros.  Es un requisito fundamental para el Ministerio de Desarrollo Social, establecer las reglas de transparencia para evitar que en el futuro, cualquier enfermo venga a aprovecharse de la pobreza para satisfacer sus obsesiones.  Guatemala está harta de la corrupción, de los sucios “negocios”  y de los funcionarios sin principios.
 

Minutero:
Explotaron la pobreza
como caballo de batalla
pero se pasaron la raya
con la más extrema largueza