Sin duda que el tema de la despenalización de la droga ha tocado fibras muy sensibles de los intereses norteamericanos, para que la Secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, haya sido comisionada para encabezar una gira por algunos países, para dejar clara la decisión de oponerse a la despenalización de las drogas, propuesta presentada el 13 de febrero por el presidente Otto Pérez Molina.
Jesús Abalcázar López
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Para Guatemala, Napolitano había anunciado que brindaría su apoyo a la solicitud del TPS, Estatuto de Protección Temporal para los trabajadores migrantes, para favorecer a los migrantes guatemaltecos, el cual dijo que se encuentra en proceso de revisión, es decir, que en ese aspecto no se tiene ninguna garantía, ninguna esperanza fundada y es seguro que sólo está planteando una posibilidad basada en el “dando y dando», nosotros veremos qué hacemos, pero dejen de fastidiar con lo de la despenalización. Y para muestra un botón, Napolitano se adjudicó la primera victoria en México, logrando que nuestros vecinos del norte, dijeran no a la despenalización, cuando que se había hablado de iniciar un diálogo serio, en una vasta región que abarcaría desde México hasta Colombia.
Y hablando de El Salvador que tiene una economía dolarizada, donde pesan bastante los intereses de los Estados Unidos, se espera que el presidente Carlos Mauricio Funes Cartagena, tampoco apoye la idea, para evitarse cualquier problema con EE.UU., tal como lo hicieron las autoridades mexicanas, en la reciente visita de la Secretaria de Seguridad a ese país. En Honduras es sabido que se cuenta con una base militar norteamericana, por lo que se desconoce la reacción del presidente Porfirio Lobo. El presidente Ricardo Martinelli, de Panamá, se anticipó a pronunciarse en contra de la despenalización de la droga, por lo que, en la región centroamericana, sólo la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, ha manifestado su apoyo al diálogo sobre el tema. Por otro lado, hay razones para creer que la propuesta sí será apoyada por Colombia, dadas las circunstancias que ese país ha padecido, debido al flagelo de la producción, tráfico y consumo de narcóticos.
El presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, como lo hizo aquel David bíblico, armado con su honda de pita se atrevió a desafiar y enfrentar al gigante Goliat, a pesar de las enormes condiciones de superioridad física con que le aventajaba. En este caso, Pérez Molina también se atrevió a lanzar la primera piedra y por lo menos ya logró alborotar el hormiguero y despertar al gigante gringo que se ha levantado encolerizado para defender a los millones de drogadictos de su nación, consumidores activos que son la causa y razón de la producción y tráfico de las drogas por ellos requeridas. Mientras tanto, los narcos van por el botín de los millones de dólares que pueden obtener de su trasiego para el consumo, con el lema de: “mientras haya dólares, habrá droga”.
Si no se toma la decisión de empezar a discutir el tema de la despenalización de las drogas, el problema de la narcoviolencia continuará y nuestros países seguirán aportando los muertos y sus escasos recursos propios en la guerra de las drogas, mientras que “los americanos” seguirán disfrutando el éxtasis que les producen los estupefacientes, ya sea en la comodidad de sus residencias o en sitios específicos. También, puede ser que usen drogas por razones de salud o por ser enfermos adictos, pero el caso es que de no legalizarse el uso, se mantendrá el tráfico ilegal y nuestros Estados seguirán siendo acusados por las autoridades del Norte, y serán penalizados por una ineficiente lucha antidrogas, cuando que no nos apoyan dando el financiamiento adecuado, ni nos proveen de todos los elementos defensivos, materiales, técnicos y científicos, necesarios para hacerle frente a los traficantes.
Este es el momento para que los presidentes centroamericanos que se reunirán el 10 de marzo en Guatemala, aborden el asunto con seriedad y responsabilidad. Sin embargo, no sabemos cómo responderán después del jalón de orejas que sin duda les dio la Secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, por lo que eso lo sabremos hasta el día de la reunión. En el caso de haber algún resultado positivo, tenemos que adelantar que esto no sería en el corto tiempo. Pero, al menos se debe empezar por discutir el asunto, para lograr una solución a mediano plazo y así cambiar las reglas del juego, hasta erradicar la producción, tráfico y consumo ilegal. Al respecto debe desplegarse una campaña intensiva de toma de conciencia de la población, para desbaratar el negocio. Es seguro que nada podrá lograrse si el mayor mercado del consumo de drogas, sigue sin liberar el tráfico y uso de los narcóticos. Sólo entonces podría terminar este calvario que nos agobia.
*Periodista Asociado de la APG