Si en algo se equivocó el expresidente Colom fue perder la credibilidad popular desde el inicio de su mandato al inclinar su cabeza obedientemente para cumplir al pie de la letra las instrucciones de su esposa, quien nunca dejó un ápice de duda en cuanto a sus pretensiones de ser su sucesora.
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Están frescos los recuerdos de sus traspasos, transferencias o el uso descarado de fondos públicos en una campaña electoral.
El nuevo presidente Pérez Molina no dejó pasar mucho tiempo para dar un violento giro de 180 grados a su postura de no permitir la despenalización de la droga, así como también aseguró que durante su mandato no incrementaría los impuestos. Pero en cuanto a lo primero la pregunta que todos nos hacemos es ¿Cuál es la prisa? Mas todavía cuando nos enteramos que la señora Vicepresidenta va emprender un periplo por los países centroamericanos con el fin de convencer a sus respectivos mandatarios de apoyar tan controversial postura, cuando en Guatemala no sabemos a ciencia cierta qué es lo que se persigue, como que el tema tampoco se ha discutido ampliamente.
Entre los argumentos esgrimidos, dijo el presidente Pérez que el país había gastado mucho dinero para combatir el narcotráfico sin obtener buenos resultados, pero olvida que en Guatemala no es de extrañar el desvío de fondos, aparte que si se va a emplear ese mismo criterio con los secuestros o los asesinatos de mujeres, los que a pesar de tanto combatirlos también sus resultados han sido desastrosos. ¿Quién ignora que el techo de gastos establecido por el Tribunal Supremo Electoral fue superado notoria e impunemente y quién sabe a estas horas de dónde provinieron dichos fondos? Es importante hacer notar que el Partido Patriota ocupó el primer lugar con más de Q143 millones erogados, dato extractado del estudio realizado por Acción Ciudadana.
Por lo anterior, estimo que tanto el partido oficial como el binomio presidencial debieran ser exageradamente cautos en el manejo del tema de la penalización de la droga, pues no puede dejarse de lado que los más beneficiados a la hora de hacerlo serán los narcotraficantes, como que a nadie escapa que nuestro país está urgido de fomentar su crecimiento y desarrollo, como que la única manera de lograrlo será fomentando el empleo y la productividad de cada uno de sus habitantes ¿pero cree el presidente Pérez que las señales que está enviando tanto al interior como al exterior son las adecuadas? Baste citar que hace pocos días ofreció garantías a los inversionistas norteamericanos para venir al país, ¿Pero está seguro que vamos a ser confiables después de haber despenalizado la droga, cuando rápidamente nos estaríamos volviendo el paraíso de los narcotraficantes, como causando tantos más efectos nocivos que la medida seguramente traería a nuestra sociedad? Piénselo bien Presidente, no pierda su credibilidad.