El segundo hijo de la reina Beatriz de Holanda pasó una noche en condición estable en un hospital austriaco tras quedar enterrado por una avalancha de nieve, pero su vida sigue en peligro, informó el sábado el gobierno holandés.
El príncipe Johan Friso, de 43 años, fue ingresado en una unidad de cuidados intensivos ayer en la clínica principal de Innsbruck tras quedar enterrado por una avalancha de nieve. Había estado esquiando fuera de las pistas delimitadas en la región occidental de Lech, un paraíso para los aficionados al deporte de la nieve.
La declaración del sábado dijo que su vida sigue en peligro, aunque tuvo una noche «tranquila y estable».
Los funcionarios del hospital no emitieron un parte médico sobre el estado del príncipe. El diario holandés NRC Handelsblad dijo que el príncipe sufrió una grave privación de oxígeno tras permanecer enterrado unos 20 minutos pero no sufrió otras lesiones.
Tras ser trasladado ayer del hospital de Lech, la reina y la esposa de Friso, la princesa Mabel, regresaron a la unidad de cuidados intensivos donde se encuentra internado el príncipe. Ambas, de negro y con espejuelos oscuros, pasaron junto a los fotógrafos y periodistas sin hacer declaraciones.
El accidente ocurrió a primeras horas de ayer por la tarde cuando el príncipe esquiaba en una zona no señalizada de las pistas de esquí de Lech y que estaba cubierta de nieve fresca tras varias semanas de precipitaciones récord. Su acompañante, un austriaco no identificado, escapó ileso.
La oficina municipal de Lech dijo que una advertencia regional de avalancha emitida para esos días tenía una puntuación de cuatro en la escala de cinco, por lo que el peligro era muy elevado.
La vocera Pía Herbst, funcionaria de la autoridad turística de Lech, dijo que los equipos de rescate encontraron a Friso gracias a radiofaro que portaba como precaución en casos de avalancha.
Friso se encontraba en Lech con otros miembros de la familia real, que esquían regularmente en el lugar.