Ing. Arnoldo Sequeira Hidalgo, A-1 206-718

Guatemala, 16 de abril de 2007

Lic. Oscar Clemente Marroquí­n

Presidente de LA HORA

Presente.

Le traslado unas consideraciones sobre la estafa del Banco de Comercio para su sección de Cartas del Lector.

Transcurridos 90 dí­as del cierre del Banco de Comercio es conveniente realizar un balance de los hechos más relevantes relacionados con la estafa de Q1,800 millones a miles de guatemaltecos en todo el territorio nacional por delincuentes de «cuello blanco» que a la fecha no han sido capturados.

Por parte del Estado de Guatemala el Organismo Judicial ha amparado a los inversionistas para que les devuelvan su dinero; el Organismo Legislativo se ha pronunciado a favor de los ahorrantes y a solicitado la destitución del Superintendente de Bancos, y el Procurador de los Derechos Humanos ha declarado que el Estado debe hacer el máximo esfuerzo para que los afectados recuperen sus recursos, señalando que en este caso es posible hacer justicia completa.

El Ejecutivo no ha querido aceptar la responsabilidad que le corresponde en esta estafa, en razón de que funcionarios nombrados por él han incumplido en su función de vigilar e inspeccionar el Banco de Comercio que realizó la estafa a través de los Certificados de Custodia, y es que la Superintendencia de Bancos hizo caso omiso de su función de proteger los intereses del público que confí­a sus ahorros en los bancos como lo manda la Ley de Supervisión Financiera.

El Ejecutivo al negociar el salario mí­nimo ha establecido como premisa que todo salario debe estar en función de la productividad siguiendo el principio de que todo trabajo debe producir un bien; de acuerdo a lo anterior nos surge la duda de qué trabajo realizaban el Superintendente de Bancos, sus asesores, sus intendentes, sus directores y el cuerpo de auditores durante los 12 años que se emitieron los Certificados de Custodia por parte del Banco de Comercio en los cuales cobraron sueldo más que decorosos, gastos de representación, viáticos en sus viajes al exterior y otros, no cumpliendo con su función básica de vigilancia e inspección a los bancos que les asigna nuestra Constitución Polí­tica.

El Presidente de la República le hace un pobre favor al sistema bancario al declarar que si se deposita un ahorro a plazo, esta es «una inversión que a veces se gana y a veces se pierde» (LA HORA, 13/04/07. PíG. 8) comparando a los bancos nacionales con casas de apuestas, por lo que la Asociación de Banqueros de Guatemala debí­a pronunciarse para que no se agudice y generalice la opinión de que los bancos es el peor lugar para colocar ahorros e inversiones.

En sí­ntesis vemos que el Ejecutivo no ayuda a resolver esta crisis, mantiene en su puesto al causante de este problema, el Superintendente de Bancos, y no detiene a los responsables de esta estafa.

La desesperación hace presa de los ahorrantes con su cauda de enfermedad y muerte, y esperarí­amos del señor Presidente su comprensión para darle tranquilidad a los afectados por el Banco de Comercio.