Este sevillano de 36 años está como en una nube. Ha ido a muchos festivales con «7 vírgenes», pero es la primera vez que acompaña la película en un estreno, el segundo fuera de España después de Alemania.
«Me hace mucha ilusión que se vea en Francia. Desde que llegué a París, la cuna del cine, tengo la impresión de pasearme por un decorado de película», asegura a la AFP.
Después dirigir «El factor Pilgrim» (2000) con Santi Amodeo, Alberto Rodríguez filmó en solitario «El traje» (2002) y luego «7 vírgenes» (2006), centrada en un adolescente (Juan José Ballesta) que sale 48 horas del reformatorio para asistir a la boda de su hermano en un barrio marginal andaluz.
Las dos últimas arrancaron en el Festival de San Sebastián, la primera en la selección paralela de nuevos realizadores, la segunda en la sección oficial y con un premio de interpretación a Juan José Ballesta entregado por la mismísima Anjelica Huston en nombre del jurado que presidía.
«Juanjo ni sabía quien era esa señora que vino a hablarle, ni entendía los elogios en inglés» de la actriz norteamericana, recuerda divertido el director.
«El traje» se vendió en cuatro o cinco países, «7 vírgenes» en más de treinta. El salto entre ambas ha sido pues fenomenal.
Y Alberto Rodríguez ha podido comprobar que su película produce reacciones diferentes según donde pasa. «Partes de la película ofenden a la gente mayor y éstos se ofenden en todas partes, otro sector comprende a los personajes y eso también ocurre en todas partes. En cambio, el humor… Los canadienses se reían en momentos rarísimos».
En el Festival de Sarajevo, ante un público joven, recuerda, «producía rechazo la violencia que contiene en determinados momentos». En Los Angeles, muchos veían la película como muy próxima, «que también te sorprende porque es un mundo completamente diferente, y sin embargo conectaban», comenta.
El distribuidor francés Daniel Chabannes (Epicentre Films) explica a la AFP que él fue muy sensible a Ballesta, actor al que sigue los pasos desde «El Bola»; le gustó el tratamiento del tema, «la mirada sobre la juventud». Asegura que el problema de los barrios es el mismo en Francia.
«Me gusta el mensaje de esperanza, aunque la película contiene también cierta dosis de desesperanza; su mensaje de no violencia, de aceptación de las diferencias, es una película que emociona, que me emocionó», resume.
Chabannes, un independiente que se atrevió con películas como «Viva Cuba», de Juan Carlos Cremata (70.000 entradas), o «El telón de azúcar», de la chilena Camila Guzmán (18.000 entradas), considera misión imposible alcanzar en Francia el millón de entradas que «7 vírgenes» tuvo en España.
Estrena con ocho copias, que le permitirán cubrir los estratégicos barrios Latino y Montparnasse de París, además del cine Le Latina, imprescindible pulmón para el cine iberoamericano desde hace 20 años en la capital, y atacar cinco ciudades francesas, como primera etapa de una estrategia pensada a largo plazo.
De entrada «7 vírgenes» figura con tres estrellas en el influyente mensual Studio y contará con un eficaz dosier pedagógico que Le Latina pone a disposición de los profesores de español en toda Francia.
Alberto Rodríguez tiene previsto volver a rodar el próximo verano, «After», con Tristán Ulloa y Willy Toledo, en Sevilla y como productora de nuevo Tesela.
«Un amigo mío mexicano dice que los españoles somos post-adolescentes, que tenemos treinta y tantos tacos y sin embargo estamos haciendo las cosas que hacen los chavales de 20 años…», cuenta el director andaluz.
Entonces, «la historia de «After» va de tres post-adolescentes que tienen treinta y tantos, están insertados y tienen la vida hecha, pero en el fondo son unos críos, y una noche tienen una regresión a la adolescencia…», adelanta.
En cuanto a Daniel Chabannes, a mediados de octubre estrenará en Francia la película mexicana «Partes usadas», de Aarón Fernández Lesur. Otra historia de adolescente.
Alberto Rodríguez
director