50 años después


Cuadro del artista mexicano Diego Rivera, en donde parodia a Carlos Castillo Armas (C) durante su gestión como presidente.

Hoy se cumplen 50 años del asesinato de Carlos Castillo Armas, ex presidente de la República, hecho ocurrido en el interior de la Casa Presidencial la noche del 26 de julio de 1957. Castillo Armas fue conocido por liderar el movimiento de contrarrevolución o Movimiento de Liberación Nacional de 1954, apoyado por la agencia estatal de la CIA de Estados Unidos, a raí­z de la cual llegó a la presidencia y tras una sucesión de juntas militares posteriores al derrocamiento del presidente Jacobo Arbenz Guzmán.

Ana Miza
lahora@lahora.com.gt

Nació en Santa Lucí­a Cotzumalguapa, Escuintla. Asistió a la Academia Militar Nacional de la Escuela Politécnica y se graduó en ella, para posteriormente entrenarse en la base militar de Fort Leavenworth, Kansas, Estados Unidos, donde estableció lazos de amistad con varios militares de aquel paí­s.

En 1944 participó en el movimiento que derrocó al presidente Jorge Ubico y el general Federico Ponce Vaides del poder. Esto le sirvió para ser designado como el Director de la Escuela Politécnica de aquel entonces.

Desde ese puesto, se perfiló como fuerte opositor a la dirección liberal que el paí­s estaba tomando bajo el mandato del doctor Juan José Arévalo, e intentó derrocarlo poco antes de las elecciones de su sucesor Jacobo Arbenz, por lo que fue destituido de su cargo y arrestado. En 1951 logró escapar a Honduras y desde allí­ organizó fuerzas opositoras a las polí­ticas izquierdistas de Arbenz; fue responsable de sumir a Guatemala en un largo perí­odo de dictaduras militares antidemocráticas.

El 26 de julio de 1957, se cree que fue asesinado de dos tiros a quemarropa, por uno de sus guardias, Romeo Sánchez Vázquez. Romeo, según se cree, después del atentando se suicidó, de acuerdo con otras versiones. El crimen quedó, como tantos otros, en el misterio.

«Recordar esto es algo muy doloroso para el paí­s, ya que es y será una pérdida tremenda para el pueblo de Guatemala, debido a que él fue un lí­der indiscutible de esa época, y que desgraciadamente no se estableció la causa exacta de su muerte, por lo que es algo muy doloroso para el paí­s recordar tan trágico acontecimiento», comentó Leonel Sisniega.

Según Carlos Enrique Wer, «Guatemala sufrió un shock tremendo debido a que en aquel entonces la prensa nacional e internacional lo habí­a ilustrado al mundo como el Libertador de Guatemala, en donde se mostraron manifestaciones de dolor por lo que habí­a sucedido en aquel entonces, sin embargo los que hemos tenido participación en la lucha revolucionaria permanente, sabí­amos y sabemos perfectamente que él NO era El Libertador de Guatemala, que era simple y sencillamente un instrumento que se habí­a vendido a la CIA».

Y que por lo que ahora se tiene conocimiento en los desclasificados de la CIA, él contaba con su código por parte de la CIA, el cual le identificaba como CADIGNIERI, por lo que se tiene claramente que fue un instrumento pagado y financiado por la CIA para que terminara con el régimen agrario que habí­a iniciado el coronel Jacobo Arbenz.

Debido a que 95% de la población era católica se tení­a mayor manipulación por parte de la Iglesia Católica, para que estos participaran en estas circunstancias y no permitieran que se culminara con el proceso de desarrollo agrario.

Ahora, después de 50 años, todaví­a se ven reflejados los efectos de la traición de Carlos Castillo Armas a Guatemala.