48 años de la Revolución Cubana


Esperanza. El pueblo cubano espera una aparición de Fidel Castro el próximo 1 de enero, dí­a que se conmemora el 48 aniversario de la Revolución Cubana.

El silencio monolí­tico de Cuba en torno a la salud de Fidel Castro y el informe de un médico español que descartó un cáncer removió esta semana la ansiedad de los cubanos, que esperan una señal del presidente en el festejo de los 48 años del triunfo de la revolución.


Toda Cuba empezó hoy la celebración de este aniversario, particular porque el lí­der cubano, de 80 años, está desde hace cinco meses alejado del poder temporalmente, recuperándose de una delicada cirugí­a que lo forzó a ceder el mando a su hermano Raúl el 31 de julio.

Cinco meses después, Fidel Castro sigue sin aparecer en público y desde el 28 de octubre no ha sido visto ni en video ni en fotos. Sólo envió unos cuantos mensajes a través de Raúl u otras ví­as indirectas.

Raúl «transmitió una felicitación del Comandante en Jefe a todos los que contribuyeron al éxito de la Cumbre» de Paí­ses No Alineados en septiembre, dijo anoche la televisión local, sin ninguna alusión a la salud de Fidel.

En medio de las especulaciones desatadas por la ausencia y la falta de mensajes directos del presidente, irrumpió esta semana un prestigioso médico español, José Luis Garcí­a Sabrido, para negar desde Madrid que Castro padezca cáncer u otra enfermedad maligna.

El experto en problemas digestivos examinó al mandatario en La Habana hace una semana y dijo que tiene una «actividad intelectual excelente y fantástica» y está deseoso de volver al trají­n del poder, aunque los médicos le recomiendan «prudencia».

La noticia fue muy sonada afuera, pero en Cuba ni el gobierno ni la prensa nacional hicieron la más mí­nima referencia, aunque muchos cubanos se enteraron de la visita por la televisión satelital que muchos captan ilegalmente en sus casas.

Algunos piensan que el tradicional mensaje que saluda un nuevo aniversario de la revolución, leí­do siempre por un locutor la medianoche del 31 de diciembre al 1 de enero, sea sustituido por uno de Fidel; otros, en cambio, dicen no esperar nada y alistan el ron, la cena y el baile para dar la bienvenida al 2007.

«Debe salir o decir algo, si enví­a un mensaje a través de Raúl por la Cumbre, con mayor razón por el aniversario de la revolución. Sé lo que dijo el español, pero no sabemos realmente qué tiene», comentó una empleada de una agencia de turismo en La Habana Vieja.

Washington, cuyos funcionarios dan poco de vida a Castro, prefirió no comentar esta semana el criterio del médico; en tanto que La Habana se pronunció hacia el exterior pero para arremeter contra el presidente costarricense, Oscar Arias, por comparar a Fidel con el fallecido dictador chileno Augusto Pinochet.

Raúl y el equipo de seis hombres nombrados por Fidel para el gobierno interino se ocuparon mientras tanto de una intensa agenda de visitas y reuniones con distintos sectores económicos, sobre todo de la producción agrí­cola y la energí­a.

Las autoridades, la propaganda polí­tica y los medios de comunicación cubanos destacan la figura de Fidel y Raúl, no solo del máximo lí­der, pero sobre todo refuerzan el concepto de la supervivencia de la revolución más allá de los hermanos Castro.

Para algunos cubanos, analistas y diplomáticos, la prolongada convalecencia de Castro descarta un retorno al poder, al menos como antes que se ocupaba de todo; pero el gobierno afirma que no hay «transición» o «sucesión», sino sólo «continuidad».

La ausencia de Fidel en el desfile militar del 2 de diciembre -fecha que él habí­a fijado para festejar su cumpleaños-, fue interpretada por muchos como el inicio de una nueva era en Cuba.

La vida en la isla sigue su curso normal, pero algunos expresan temores a que una eventual desaparición de Castro desate rencores en la isla, provoque éxodos masivos, la llegada de exiliados de Miami reclamando propiedades o hasta una agresión militar de Estados Unidos.

«Que nada perturbe la convivencia social, que mejore para el próximo año la situación general y crezca el bienestar, de modo que podamos vivir tranquilos», clamó desde el púlpito el arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, en su mensaje de Navidad.

Los cubanos cierran esta semana un año en el que empezaron a acostumbrarse a vivir sin Fidel Castro, y el 1 de enero, más que festejar un 48 aniversario, empiezan a pasar el almanaque de un 2007 crucial para descifrar su futuro.