Hugo Melgar Quiñónez
Querido Hugo Rolando,
Como cada año, durante los últimos 30 años, mi corazón se llena de nostalgia al recordar tu compañía, tu apoyo y la fraternidad con que tratabas a tus semejantes. Como cada año, este 24 de marzo la rabia se encenderá de nuevo, la rabia al saber tu cuerpo martirizado, la rabia ante la impunidad de la que gozan tus verdugos (intelectuales, financieros y materiales), la rabia por ver a la patria aún sumida en la miseria y el hambre. Como cada año, Hugo Rolando, amigo, padre, el recuerdo de tu sonrisa me ayudará a calmar la rabia y a concentrar mi energía en seguir cultivando tu legado, el de tus ideas, las que nada ni nadie podrá matar jamás.