26 de julio: oráculo de independencia y desarrollo


En la primera parte de este artí­culo, después de haber comentado parte de la historia de Cuba y del padecimiento de la dominación imperial hispánica y 58 años del siglo pasado, de la de los Estados Unidos de América, aludimos al ejemplo de la Revolución del 20 de Octubre de 1944 guatemalteca, y la influencia que habí­a tenido en el alzamiento de la juventud cubana en 1953, para el intento fallido de la toma del Cuartel Moncada y cómo en 1956, 82 valientes revolucionarios, tripulantes del histórico Granma, desembarcaron en la isla e iniciaron la guerra de guerrillas que el 31 de diciembre de 1958 derrumbó del poder al gobierno del dictador Batista, sabueso del imperialismo.

Alfonso Bauer

E iniciamos una comparación de cómo era la Cuba antes del 1º. de enero de 1959 y como es la Cuba actual, la Cuba socialista independiente y en dificultoso, pero indudable proceso de desarrollo social y humano. Habiendo hecho la comparación el pasado con la del futuro, a partir del último año de la década 50 del siglo XX, en lo que se refiere a población (número de habitantes), empleo y tenencia y explotación de la tierra. Con resultados muy favorables al perí­odo revolucionario. En seguida continuaremos tratando:

Vivienda. Dos millones 200 mil pagaban alquileres por ocupar inmuebles en condiciones infernales, que absorbí­an hasta un tercio de sus ingresos. Dos millones 800 mil habitantes del campo y de lugares suburbanos carecí­an de luz eléctrica. Ahora, se ha triplicado el número de viviendas. El 85% de la población es dueña de la vivienda que ocupa y no paga impuesto. Quien no tiene vivienda propia paga un alquiler simbólico. El porcentaje de bohí­os (viviendas de cañas) disminuyó de 33.3% a 5% y el servicio eléctrico, que era de 55.6% es ahora de más del 95%.

Ahora, continuaremos refiriéndonos a otros aspectos sociales. En seguida a Educación.

Educación. A las escuelitas públicas del campo asistí­an descalzos, semidesnudos y desnutridos, casi la mitad de los niños de edad escolar. El 90% de la población era analfabeta y la semianalfabeta no alcanzaba el sexto grado. El número de personas con nivel medio superior y bachillerato ascendí­a a 139, 984, un 3.2% de la población, a pesar que la fuerza laboral activa era sólo de 2 millones 59 mil 659 personas.

En el 2002 ascendí­a a 5 millones 733 mil 243, es decir 41 veces más, equivalente al 58, 9 por ciento de la población de similar edad. Los graduados universitarios han pasado de 53,490, en 1953, a 712,672 en 2002. Cuba ocupa hoy el primer lugar del mundo en el número de maestros, profesores y educadores per cápita. El personal docente alcanza la altí­sima cifra de 290,574 personas.

Salud. El 90% de los niños era devorado por parásitos. Morí­an miles de niños, todos los años, por falta de recursos. Los niños crecí­an raquí­ticos, a los 30 años no tendrí­an una pieza sana en la boca. El acceso a los hospitales, siempre repletos, sólo era posible mediante influencia de clientelismo polí­tico.

En la actualidad los médicos ascienden a más de 70 mil, el personal de enfermerí­a excede los 80 mil y el de técnicos de salud de 70 mil, para un total de por lo menos 225 mil médicos, personal de enfermerí­a y técnicos de salud. Médicos que van a muchas partes del mundo, como a Guatemala a atender a seres humanos en lugares a donde los médicos locales no van. La perspectiva de vida es de 76, 15 años, la mortalidad infantil, 6.5 por cada mil nacidos vivos en el primer alo de vida, la más baja entre todos los paí­ses del Tercer Mundo y varios de los paí­ses desarrollados.

Todo lo anterior lo ha logrado Cuba merced al sistema socialista al servicio de la clase trabajadora. Fidel Castro, aludiendo a los gobernantes sometidos a las polí­ticas neo-liberales, ha sostenido: «Y no es con estadistas cuyo estadismo consiste en dejarlo todo tal cual está y pasarse la vida farfullando sandeces sobre la «libertad absoluta de empresas», «garantí­as al capital de inversión» y la «ley de la oferta y la demanda» como habrán de resolverse tales problemas». (Aludí­a a los económico sociales) Y agregó: «El porvenir de la nación y la solución de sus problemas no pueden seguir dependiendo del interés egoí­sta de una docena de financieros, de los frí­os cálculos sobre ganancias que tracen a sus despachos de aire acondicionado diez o doce magnates. El paí­s no puede seguir de rodillas implorando los milagros de unos cuantos becerros de oro que, como aquel del Antiguo Testamento que derribó la ira del profeta, no hacen milagros de ninguna clase. (¿Cuando aprenderán la lección los lacayunos Presidente Berger?)

Por último, el desarrollo económico social en Cuba es admirable, porque ha sido posible por la inquebrantable voluntad polí­tica de sus gobernantes y espí­ritu patriótico del pueblo, enfrentado durante casi medio siglo al bárbaro bloqueo económico imperial.