«2007, qué haremos de Guatemala»


Guillermo Wilhelm

Me parece que vivir sin reflexionar, sobre la vida diaria, sobre nuestros actos individuales y como sociedad, es lo que seguramente nos tiene sumidos en este laberinto llamado Guatemala. Al inicio de este 2007, año electoral, no puedo evitar hacerme de nuevo esa pregunta, que desde hace algunos años, desosegadamente, ha asaltado mi mente. ¿Hacia dónde nos dirigimos como sociedad? Evidentemente esta interrogante que indudablemente muchos ya se habrán hecho, deberí­a de alguna manera elevarse al nivel de la colectividad, y naturalmente encontraremos que algunos eventos, como este proceso electoral que se avecina, al estar ausente de importantí­simos componentes, carece de significado y apunta a mantenernos en un mundo absurdo, por su cí­rculo vicioso, del cual muchos quisiéramos escapar. ¿Será que en algún momento tendremos la capacidad para poder distinguir la principal causa de todos nuestros problemas, que es tan evidente, pero parece que nadie quisiera ver? Si estimado lector, nuestra peor carencia como sociedad es la falta de unidad. Es precisamente la falta de capacidad que tenemos los guatemaltecos de sentarnos a dialogar, sin prejuicios, sin afán de protagonismo y entender y aceptar, que si este barco llamado Guatemala se hunde, nos ahogaremos todos.

Estoy seguro que la gran mayorí­a de guatemaltecos deseamos que este proceso electoral signifique ese cambio, que dentro del debate nacional se dé ese discernimiento que nos permita comprender que Guatemala no puede seguir por ese sendero que sólo ha logrado desilusión, frustración y desconfianza. Cual es esa «libertad democrática» de ir a votar cuando somos simples tí­teres que atendemos los dictados de un sistema electorero que sólo ha fomentado la ineficiencia y la corrupción.

Como ciudadano guatemalteco lo que en realidad quisiera de este evento electoral, es ya no observar más circo, no escuchar más «dimes y diretes», ya no ser espectador de esas zancadillas polí­ticas y las puñaladas traperas, sino por fin presenciar la verdadera madurez de un evento electoral donde se debatan los grandes temas nacionales como lo es esa reforma polí­tica que tanto necesitamos y que puede ser el inicio y el camino para empezar a erradicar de Guatemala la pobreza y la ignorancia. Comprender que tenemos que crear un nuevo sistema que presione por la eficiencia y transparencia, apuntar a un sistema electoral que funcione con el principal propósito de «extraer» de la sociedad guatemalteca a los mejores hijos del paí­s. Ojalá y logremos entender que ya no podemos seguir con este sistema polí­tico mercantilista, y que este tema tan importante para el paí­s y nuestros hijos, sea parte del debate electoral.