Siempre que estamos a punto de arrancar, cual hoja seca, la última hoja del calendario de cada año, nos entregamos a toda una serie de cábalas que, así como pueden infundirnos optimismo, pueden provocarnos todo lo contrario: pesimismo y, lo que es peor aun, derrotismo.
Es posible que lo negativo del nuevo año ?causante de pesimismo, amén de diversos problemas de cuidado? sea la lucha que prematuramente vienen librando ya, con sus infaltables rachas de violencia, los político-partidistas que pretenden ocupar las posiciones más jugosas, más propicias al enriquecimiento fácil, sin tanto esfuerzo, de la rechoncha burocracia, además de la grave situación de inseguridad que nos tiene en un fatídico callejón sin salida…
Ahora bien, lo positivo del 2007 puede ser, como es deseable, que los políticos del famoso partidismo cambien de actitudes que tiendan a mejorar las condiciones generales de esta pobre patria nuestra, sobre todo respecto de su imagen ante los ojos del mundo, porque los gobiernos poco o nada eficaces, de realizaciones más que todo de fachada, no de profundidad, que hemos tenido en las últimas décadas, la han ensuciado y afeado en toda forma por su negativismo.
Lo positivo puede ser, a la vez, que todos los gobernados, pobres y ricos, depongamos beligerancia en lo que hace a la discriminación racial, a lo político (o politiquero), a lo económico, a lo social y a todo lo demás del diario acontecer.
Las fuerzas del capital y del trabajo deben ir de la mano con pleno y firme ánimo de conjugar los intereses y derechos legítimos de ambos sectores apuntando a enaltecer a la patria; a esta patria a la que los demagogos y demagogas de la politiquería partidista dicen que la reconstruirán para que tengamos una Guatemala nueva, no obstante que en el terreno de las realidades será falso que puedan cambiarle su rostro, sus ropajes, sus tradiciones, sus potencialidades, todos sus aspectos, ni en este ni en los demás siglos de siglos. Deberían decir los farsantes que trabajarán por hacer más grande, más próspera, más bella y más acorde con los tiempos modernos, a nuestra Guatemala eterna.
Y por de pronto, ya muy cerca del 2007 de los buenos y de los malos augurios, formulamos votos por que la gran familia guatemalteca celebre y reciba con alegría y fe de superación el Año Nuevo, y elevemos todos nuestras fervientes plegarias a Jesús, nuestro Dios hecho hombre en la Tierra, para que nos bendiga hoy y siempre.
También anhelamos sinceramente, de corazón, que todos los seres humanos diseminados en la redondez del planeta dejen de lado sus diferencias, sus propósitos belicistas, todo lo que es negativo y destructivo de los sagrados valores reconocidos universalmente y que, por el contrario, sobre la base de la comprensión y de la justicia, sean resueltos los grandes problemas que afectan a los mortales en toda la extensión del perturbado escenario mundial.