1.5 millones de guatemaltecos en riesgo por el invierno


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La amenaza de un pertinaz invierno y la situación de riesgo en la que viven miles de familias de asentamientos urbanos no han motivado, hasta ahora, la creación y activación de un sistema de alerta temprana para prevenir las tragedias que anualmente cobran varias ví­ctimas, a causa de los deslaves, deslizamientos e inundaciones en las zonas más vulnerables ante los desastres naturales. Más lejos aún están los planes de creación de viviendas por medio de las cuales familias de escasos recursos, puedan a optar a adquirirlas en financiamientos de largo plazo.

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La fuerte y prolongada lluvia amenaza con desplomar, en cualquier momento, la frágil vivienda que habitan Pedro Tepeque y los 11 miembros de su familia en la colonia Barrio Nuevo, ubicada en la zona 5 capitalina.

Aunque llevan cerca de 14 años viviendo en lo alto de una loma en un terreno que cada año se derrumba por las fuertes lluvias, Pedro asegura que nunca alguien se ha preocupado por atender las necesidades de su familia y la comunidad que le rodea.

El jefe de la familia Tepeque relata cómo en situaciones de riesgo su familia se ve forzada a abandonar el hogar cuando se avecina una tempestad y temen que lo peor pueda pasar.  “Aunque no hemos perdido ningún familiar, tenemos que buscar otro lugar para dormir mientras pasa la tempestad”.

Pedro no se explica cómo han pasado casi tres lustros y hasta ahora nadie ha estado pendiente del riesgo en que se encuentran cientos de familias en la localidad.

Sin embargo, el problema es mucho mayor y no son cientos, sino miles los que se encuentran en una situación vulnerable durante el invierno.

Davis, de 13 años, relata cómo una vivienda se desplomó en el invierno pasado, y los escombros cayeron justo sobre su casa,  ubicada en la colonia La Paz, en la zona 6, bajo el puente Belice. “Vivo con mis papás. El año pasado se nos vino la casa de arriba, pero sobrevivimos”, cuenta

Por su parte, Clemente Castañón indica que a la fecha nadie se ha preocupado por acudir para atender el serio riesgo en que se encuentran los vecinos. “Aquí­ no ha venido nadie a dar alerta. Hay comités, pero solo manejan las bolsas solidarias. No han atendido a los vecinos; con los inviernos anteriores las casas se han venido desde arriba; mi hijo tuvo que salir huyendo y trasladarse a otro sitio”,

“No ha venido nadie. Un partido polí­tico vino a repartir comida, pero durante invierno ya no se acercan”, explicó otro vecino que por temor a represalias prefirió omitir su nombre.

De acuerdo con la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), cerca de 1.5 millones de guatemaltecos viven en regiones del paí­s que por su ubicación  geográfica o topografí­a están expuestas a inundaciones o deslaves en la época de invierno.

Más de 10 mil familias sufren riesgo por deslizamientos e inundaciones y en las áreas urbanas 313 asentamientos están en situación vulnerable ante desprendimientos de tierra; estas localidades se encuentran ubicadas en la región metropolitana, Antigua Guatemala, Quiché y Zacapa.

¿PREVENCIí“N?

Para conocer la respuesta que los vecinos de los asentamientos y barrios populares ubicados en zonas de riesgo esperan del Gobierno, se contactó a la Conred.

El secretario ejecutivo de la institución, Alejandro Maldonado-Lutomirsky, explicó que se trabaja en la implementación de un plan del Sistema Nacional de Alerta Temprana por medio del uso de los celulares.

 El funcionario indicó que ya trabaja en esa iniciativa, sin embargo, aún no se han concluido las reuniones con los involucrados en este tema para echarlo a andar.

La información de Conred se produce solo un dí­a antes de que una intensa lluvia amenazara a la familia Tepeque y otras miles que se encuentran en situación de riesgo.

“Nos hemos defendido nosotros a como Dios nos ha dado licencia. Ninguno ha venido en todo lo que tenemos de vivir aquí­; entre los mismos vecinos nos apoyamos”, asegura Pedro.

En el invierno de 2010, tras el paso de la tormenta tropical ígatha, Diario La Hora advirtió sobre la necesidad de implementar cuanto antes un sistema de alerta climatológica y precisamente se planteaba la posibilidad de alertar a los ciudadanos mediante mensajes de texto enviados a celulares, en los que se pudiera advertir sobre el estado del clima y sus inminentes riesgos.

Lo anterior con el afán de hacer frente a la situación de riesgo que amenaza la vida de los guatemaltecos que se encuentran vulnerables a sufrir los embates de los deslaves, inundaciones y deslizamientos.

Los efectos de un desastre natural pueden amplificarse debido a una mala planificación de asentamientos humanos, falta de medidas de seguridad, planes de emergencia y sistemas de alerta temprana, entre otros.

La poca capacidad institucional para reducir el riesgo colectivo de desastres, puede desencadenar otros eventos debido a carencias en la planificación y en las medidas de seguridad.

PROTOCOLO DE PREVENCIí“N

Para conocer más sobre lo que deberí­a ser un programa de prevención ante riesgos se ubicaron informes de la  Secretarí­a Ejecutiva de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres -SE-CONRED-, institución rectora en la coordinación de todos los esfuerzos del Estado guatemalteco, con base en las polí­ticas institucionales, cuya meta es consolidar un Sistema Nacional Multisectorial de Gestión para la Reducción de Riesgos a Desastres

Esta instancia desarrolló la actualización el Plan Nacional de Respuesta, el cual reestructura los Sectores funcionales que dan paso a la actualización de la organización y el funcionamiento del Centro de Operaciones de Emergencia, según establece la información publicada en la página de internet de la Conred.

El Plan Nacional de Respuesta es el reflejo organizativo, técnico y operativo de las actividades de todos los organismos y entidades que componen el Sistema, para reaccionar adecuadamente ante emergencias o desastre haciendo que la respuesta sea un medio para la recuperación, refiere la publicación.

Es importante resaltar que el Plan Institucional de Respuesta (PIR) de la SE-CONRED es la base para la activación del Plan Nacional de Respuesta, lo cual facilita el trabajo de todos sus componentes y actividades que buscan evitar o reducir el impacto de un desastre.

Los cuerpos de socorro del paí­s juegan también un papel importante ante los desastres naturales. Aunque aseguran que su trabajo es operativo y no de prevención, han comenzado a trabajar en planes antes, durante y después de los desastres.

El cuerpo de Bomberos Voluntarios, por medio de su relacionista Mariano Laz, indicó que cuentan con un plan de contingencia de 24 horas al dí­a de prevención que se basa antes, durante y después.  En el mismo se contempla una patrulla especial de rescate y 4 mil 200 bomberos entre voluntarios y permanentes.

Por su parte, los encargados de la comunicación del Cuerpo de Bomberos Municipales indicaron que, como su labor es operativa, realizan las actividades cuando están sucediendo los eventos, y se apegan a los lineamientos de la Conred.

Para conocer sobre este plan y la rapidez con que se implementarí­a –en caso de ocurrir un eventual desastre- en varias ocasiones se intentó contactar al Jefe de Sistemas de Alerta Temprana con que cuenta la Conred, Jairo Arriaga, sin embargo su celular se halló apagado y en la lí­nea directa  de su oficina no hubo respuesta.

UN TECHO PARA MI PAíS
Una mano amiga


Un Techo para mi Paí­s (UTPMP) es una organización latinoamericana sin fines de lucro, liderada por jóvenes de distintos paí­ses de América Latina.

El objetivo principal es dar un lugar digno para vivir a aquellas familias que viven en extrema pobreza; no son una institución de prevención, pero actúan ante las emergencias durante los desastres naturales.

De acuerdo a Olivia Martí­n, gerente Comercial de la organización, la idea nació en Chile en 1997 con el padre Felipe Berrí­os y un grupo de universitarios con la intervención en una comunidad en extrema pobreza.  Actualmente está presente en 19 paí­ses, incluida Guatemala.

En Guatemala existen alrededor de 5 mil 500 voluntarios involucrados en este proyecto, según el director social, Miguel Maldonado.

El objetivo principal de la institución es tener una Latinoamérica sin extrema pobreza, con jóvenes comprometidos con los desafí­os propios de sus paí­ses, donde todas las familias cuenten con una vivienda digna y puedan acceder a más oportunidades para mejorar su calidad de vida.

Para ello, de acuerdo a Maldonado, es a través de la construcción de viviendas de emergencia y la ejecución de planes de habilitación social, en un trabajo conjunto entre jóvenes voluntarios universitarios y las comunidades pobres.

En Guatemala, según Maldonado, el plan consiste en trabajar en el área cercana a la ciudad capital para lograr ví­nculos entre voluntarios y las familias beneficiadas para que no sea sólo de turismo, sino que los voluntarios puedan llegar a visitar a los beneficiados.

Ante los desastres naturales, los integrantes reconocen que la situación de extrema pobreza en que vive la mayorí­a de los guatemaltecos los obliga a buscar viviendas en zonas de alto riesgo, propensas a deslaves e inundaciones.

Maldonado indicó que tras el paso de la tormenta ígatha, se hicieron presentes en los departamentos afectados para analizar la situación.  Solo en 2010 se construyeron 500 viviendas.

Cuando se trata de familias que tienen sus terrenos, se les derriban las casas para construirles las nuevas.  En el caso de aquellos que no cuentan con terreno propio, explica Miguel Maldonado, se coordina con las autoridades departamentales y municipalidades para que les provean de un terreno -previamente avalado por la Conred que indique que está fuera de peligro-, y se inicia con la construcción de las casas.

Pero enfrentan un problema: la falta de voluntad de las autoridades municipales.  En muchos lugares aunque las familias tengan la vivienda, no cuentan con los servicios básicos -agua, luz, drenajes-, por lo que estas carencias han obligado a que muchas familias prefieran regresar a sus antiguos domicilios, conscientes del peligro que corren.

En la comunidad La Bendición Masagua, Escuintla, de 23 familias asentadas únicamente han quedado 11 ante la falta de servicios básicos, indicó Maldonado.

Doña Carmen me dijo -recuerda Maldonado: “Yo estoy aquí­ porque tengo necesidad, no tengo otro hogar y, además, por el alto riesgo que corro si regreso”.

De acuerdo a Olivia Martí­n, gerente General su plan de visión es la erradicación de la extrema pobreza, por lo que no se involucran en temas de prevención.

Sin embargo, en el Centro de Voluntariado Guatemalteco, están elaborando un plan de emergencia que consistirá en compartir información entre todas las instituciones de voluntariado al momento de ocurrir una emergencia.

Tener un contacto con otras organizaciones encargadas de la prevención como lo son Conred, Cruz Roja, entre otras, para no seguir con esfuerzos aislados y emprender acciones conjuntas para resolver la situación de emergencia.

GUATEMALTECOS
En riesgo


– Más de 10 mil familias sufren riesgo por deslizamientos e inundaciones y en las áreas urbanas;
– 313 asentamientos están en situación vulnerable ante desprendimientos de tierra;
– Estas localidades se encuentran ubicadas en la región metropolitana, Antigua Guatemala, Quiché y Zacapa.