12 muertos en nuevo atentado, dos dí­as después de los de Moscú


Mujeres rusas encienden velas en memoria de las ví­ctimas de los atentados terroristas dentro de la estación de metro Kultury Park. AFP PHOTO / Natalia Kolesnikova

Rusia, conmocionada aún por el doble atentado suicida del lunes en el metro de Moscú, fue teatro hoy de un nuevo ataque que dejó al menos 12 muertos, nueve de ellos policí­as, en Daguestán, una inestable república del Cáucaso, cuna de numerosos insurgentes islamistas.


El presidente Dimitri Medvedev advirtió que las autoridades están decididas a impedir que «los terroristas siembren el pánico» en el paí­s.

Medvedev, al igual que su primer ministro, Vladimir Putin, señaló, además, una posible vinculación con los organizadores de todos los atentados.

Cuando la capital se disponí­a a enterrar a las primeras ví­ctimas del ataque del lunes, que se cobraron la vida de 39 personas, dos explosiones frente a la comisarí­a de Kizliar, en Daguestán, dejaron 12 muertos y 23 heridos, según el balance del comité de investigación de la Fiscalí­a.

Nueve de los muertos en Kizliar «eran empleados de los servicios de Policí­a», precisó la misma fuente.

La primera explosión tuvo lugar a las 08:40 hora local y fue provocada por una bomba lapa en un vehí­culo que se encontraba en el patio de las dependencias policiales.

Veinte minutos después, un kamikaze disfrazado de policí­a se hizo estallar en el mismo lugar, cuando los investigadores habí­an acudido para examinar las circunstancias de la primera explosión, señaló la fiscalí­a.

Este segundo atentado mató a varios agentes, «entre ellos el jefe de la policí­a de Kizliar», Vitali Vedernikov, precisó el comunicado.

Los atentados y enfrentamientos son muy frecuentes en Daguestán, donde viven unos 2,5 millones de personas de múltiples grupos étnicos, mayoritariamente musulmanes.

Al igual que otras repúblicas del Cáucaso ruso (como Chechenia e Ingusetia), Daguestán es escenario desde hace varios meses de sangrientos choques entre rebeldes islamistas y fuerzas de seguridad.

Estos nuevos ataques se producen en un clima de gran nerviosismo a raí­z del doble atentado en el metro de Moscú (con saldo de 39 muertos y 64 heridos), perpetrado según las autoridades por dos mujeres kamikazes relacionadas con insurgentes islamistas del Cáucaso.

Esos atentados, los primeros de envergadura desde hace varios años en la capital rusa, conmocionaron a la opinión pública. Las medidas de seguridad fueron reforzadas en todo el paí­s, incluido el cosmódromo ruso de Baikonur, en Kazajistán, donde un cohete Soyuz debe despegar el viernes.

«El objetivo de los terroristas es desestabilizar al paí­s, destruir la sociedad civil, sembrar el pánico en la población», dijo Medvedev. «No lo permitiremos», agregó.

Según Medvedev, los atentados de Moscú y Daguestán son «eslabones de una misma cadena».

Putin habí­a expresado poco antes una idea similar: «No descarto que (los atentados de Moscú y Daguestán) sean obra de la misma banda», afirmó.

El jefe de gobierno subrayó que no le importaba la religión o la etnia de las ví­ctimas, pues los atentados son ante todo «un crimen contra Rusia».

Putin habí­a llamado el martes a las fuerzas de seguridad a «arrancar de las cloacas» a los responsables de los atentados de Moscú.

Aunque los servicios de inteligencia rusos siguen la pista de los islamistas del Cáucaso, el secretario del Consejo de Seguridad ruso, Nikolai Patrushev, también aludió a una posible implicación georgiana.

Georgia y Rusia protagonizaron en 2008 una breve guerra, cuando Moscú envió tropas para ayudar a zonas independentistas georgianas a rechazar una ofensiva de las autoridades de Tiflis.

Dos de las 39 ví­ctimas del lunes en el metro moscovita debí­an ser enterradas hoy y unas diez más mañana, informaron a los servicios funerarios.

«El objetivo de los terroristas es desestabilizar al paí­s, destruir la sociedad civil, sembrar el pánico en la población (…) No lo permitiremos».

Dimitri Medvedev

Presidente ruso