10 de Septiembre, Dí­a Internacional para la Prevención del Suicidio


Visualizar al suicidio no es una situación fácil. En nuestro paí­s existen dificultades ante la toma de datos estadí­sticos de este fenómeno. Las familias no desean hablar del suicidio de sus miembros, porque ello es condenable desde el punto de vista religioso, así­ que mejor se trata de esconder este grave problema.

Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
crismodenesi@gmail.com

Una definición muy conocida de suicidio es la que aparece en la edición de 1973 de la Enciclopedia Británica, citada por Shneidman: «El acto humano de causar la cesación de la propia vida»(5). Sin duda, en cualquier definición de suicidio la intención de morir es un elemento clave.

La OPS/OMS señala que el suicidio es una de las tres principales causas de mortalidad en todos los paí­ses del mundo entre personas de 15 a 34 años de edad. Estimados de la OPS/OMS indicaban que en el año 2000 murieron por suicidio aproximadamente un millón de personas. El fenómeno del suicidio es ya responsable de más muertes al año que las producidas anualmente por el conjunto de todos los conflictos bélicos que asolan el planeta.

Pero la organización también enfatiza el hecho de que ese mismo año un número de personas entre 10 y 20 veces superior intentaron cometer suicidio, representando con ello una muerte por suicidio cada 40 segundos y un intento de suicidio cada 3 segundos en promedio, respectivamente.

El suicidio «se relaciona a una compleja interacción de factores causales, incluidos enfermedades mentales, pobreza, abuso de substancias tóxicas, aislamiento social, pérdidas, dificultades de relaciones y problemas laborales».

El Dí­a Mundial de Prevención del Suicidio es celebrado el 10 de septiembre como una iniciativa de la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) en cooperación con la Organización Mundial de la Salud (OMS). El tema de 2008 es «Pensar globalmente. Planear nacionalmente. Actuar localmente». Esta frase fue, en un primer momento, utilizada en un movimiento para salvar el planeta, pero puede ser igualmente aplicable para prevención del suicidio,

Considerar al suicidio como parte de las múltiples manifestaciones de violencia nos hace meditar acerca de que todos los tipos de violencia se relacionan entre sí­. La violencia de género, la violencia intrafamiliar, la violencia social y la violencia autoinflingida.

Quien ha pensado abolir su existencia, no necesariamente considera matarse a sí­ mismo, sino que, desearí­a desaparecer el dolor interno que le atañe. Cuando alguien nos refiere sus ideas suicidas nos está solicitando un grito de ayuda ante su impotencia y sufrimiento en la vida.

El incremento de suicidios y sobretodo en población adolescente y jóvenes nos indica manifestación de malestar dentro de la sociedad. La sociedad posiblemente no ha podido presentar una visión agradable de la existencia humana. Que nos ayude a encantarnos y enamorarnos de la vida.

La vida no es fácil, pero merece ser vivida y amada, pese a todas las vicisitudes que en la misma encontremos.

Mi propuesta personal serí­a que al trabajar con el tema de prevención del suicidio comencemos a interesarnos por el amor, y sobre todo el amor a todo lo que significa vida y la construcción de la paz.

A restaurar el mancillamiento de nuestra autoestima aunque concibamos en muchas ocasiones que vivir en nuestro paí­s consiste en vivir defraudados y abandonados en tantas ocasiones por nuestros dirigentes. Quienes en determinado momento se comprometieron con los valores de la honestidad y honradez; a la defensa y a elevación de la calidad de vida de nosotras/os los y las guatemaltecos.

Y al parecer todo lo anterior, se les ha olvidado. Existe el sentimiento de que en ellos, han prevalecido sus propios intereses personales, antes que el amor al pueblo de Guatemala.